Siempre me imagino a los llaman «Españistán» a España (me refiero a los peatones, el autor y algunos conocidos míos se salvan) como tipos grises, tristes, vencidos por una realidad mucho más grande que lo que alcanzan a comprender.
Gente que tiene un tiburón pintado en el espejo del baño, y piensan que es el país roto el culpable de que se vean como sardinas.
Nunca es su culpa.
Yoani Warhol desde Cuba
Llevo un rato largo pensando un buen título para este post, y el que acabé poniendo es definitivamente malo.
Quizás la razón de la dificultad radica en un meticuloso adoctrinamiento latinoamericano judeo-cristiano que todavía hace ruido en el fondo de mi cabeza cuando estoy a punto de escribir algo que probablemente pueda ser interpretado como «mala onda» o algún eufemismo adolescentón por el estilo.
La cosa es que Yoani Sánchez y su interminable historia de martirio a manos del régimen cubano, me tienen harto, cansado de ver cómo el mundillo intelectualoide internetero la asume una heroína sin un ápice de escepticismo, el cual reservan para todo otro personaje que se les cruce en el camino, incluso Gandalf.
Seamos claros, Yoani vive en un «país de mierda». Términos que uno se reserva para el propio y un puñado de otros países donde uno no viviría ni loco, que en general engloba a Haití, Myanmar, Rwanda y por supuesto a Cuba, un lugar que lleva unos 60 años de constante decadencia y desconexión con el mundo exterior, financiado por regímenes absolutamente contrarios a la moral y buenas costumbres de los guionistas hollywoodenses, no dudamos en reprobar cualquier cosa que nos indiquen rechazar sobre su gobierno, sus condiciones de vida, etc.
Sobre esta cosmovisión, la Sánchez forjó una imagen cincelada a la medida del descerebrado twittero promedio, hambriento de épica en 140 caracteres: ella «cuenta verdades» sobre Cuba en un blog «que mantiene gracias a la ayuda de mucha gente y traductores voluntarios» a pesar de innumerables intentos de callarla por parte del régimen.
W-O-W, ¡de película! Falta tomarse fotos montada en un dragón con un estandarte con la imagen del Che Guevara crucificado cabeza abajo, ¡y hasta tendría un altar en 4chan!
La realidad detrás de todo esto es que -mientras sigo afirmando que vivir en Cuba debe ser bastante desagradable en la medida que las condiciones se siguen deteriorando- el régimen cubano, autor de incontables otras atrocidades, no le toca un pelo.
Habiendo casos serios y documentados de asesinatos de periodistas y activistas opositores, además de los conocidos presos políticos que reaparecen en medios cuando lanzan una huelga de hambre, el recuento de los «acosos» sufridos por Sánchez se puede resumir en algunas demoras para que llegue tarde a mitines no autorizados. Si todo esto ocurriera en México, estaría dispuesto a creer que es la pariente incómoda de un senador, que jode pero es intocable. Como los hijos drogones de los gobernadores que cada tanto se nos aparecen en Facebook pachangueando en Las Vegas con el avión estatal.
Tampoco es que le desee un daño o prisión, sino que sospecho que al régimen cubano sus desvaríos semi-poéticos, sus apelaciones con pretensión de convertirse en canción, no le hacen mucho. Y la dejan ser. Esos 15 minutos de fama ya tienen demasiados años corriendo (perdón, algo tenía que hacer con el título).
La última vez que la ví en video, fue en un evento en Madrid. En el video contaba cómo no la habían dejado salir de la isla. El mismo régimen que no deja salir casi a nadie sin permiso, y a muy pocos con, no se sentía inclinado a hacerle la vida amable a una hereje anti-revolución.
Entonces se quedó. No se agarró una balsa como hacen miles de otros cubanos que quieren probar suerte en otras tierras. Tampoco agarró un fusil, como ya hicieron los que todavía están en el poder. Agarró un teclado, y posteó un desvarío semi-arengador, semi-voy-por-el-premio-Alfaguara. Justiiiito para la fauna que le hace caso y la idolatra, su acto de resistencia, en lugar de heroico, fue linkeable.
Chicos, crezcan. Entre Yoani y Juana de Arco hay un idem. Enorme.
¡Ay! Twitter, que me hiciste ingrato…
…y también me estás haciendo superficial, inculto, distraído.
Ayer tuve dos conversaciones maravillosas, una en un café y otra en mi casa, que me hicieron reflexionar sobre el espacio que las redes sociales, e Internet en general, tienen en nuestra vida y cómo desplazan otras actividades potencialmente más enriquecedoras.
Ya que -culpa de Twitter y Facebook- no tengo el calibre académico-intelectual suficiente como para hacer tooodo un tratado del ser y el deber ser de nuestra relación con servicios y medios digitales, resumo esto en una serie de observaciones que pueden servir para descifrar qué me preocupa en este caso.
Recuerdo una noche de 2007 en que un amigo estaba de visita en México y otro recién llegado, organizamos una cena para nerds en un restaurant simpático que nos prestó su cava (supongo que no querían ponernos «front of the house»). En algún momento de la conversación de sobremesa, alguien mencionó un video muy cómico que había encontrado en Youtube. «¿Cómo, no lo vieron?» dio paso a que alguien sacara su laptop y la conversación mutó a 12 personas en semicírculo frente a la pantalla por la próxima media hora, siguiendo recomendaciones que cada uno daba para actualizarse en el mundo del video ocioso online.
Ayer en mi café con David Sasaki, coincidimos los dos en la necesidad de comenzar a reorganizar nuestras actividades online. «Quiero dejar Twitter de lado para leer más», lo cual suena ilógico solo por un segundo. Coincidimos en dos puntos centrales: la metralla de Twitter no alimenta neurona ni alma, y nuestros Kindle engordan sin medida ni perspectiva de adelgazar pronto. Queremos leer reflexivamente, reconocemos que es una actividad «superior», pero nos perdemos en la marea cotidiana de asuntos de otros.
Y en ese punto vino la revelación: recibimos presión de nuestro círculo social para saber lo que pasa en las redes. La manera en que suplantan (con mayor o menor habilidad) otras formas de interacción personal, hacen que, al menos en nuestro círculo de idiotas hiperconectados, muchas conversaciones circulen alrededor de «¿Ya viste lo que twitteó Fulano?» o «¿Qué te pareció la foto que pegué en el muro?». La conversación avasalla a la contemplación.
También ayer, pero más tarde, me visitó Juan Martín Medina, músico excepcional que lidera la banda de Julieta Venegas. Conversamos horas sobre la vida, las giras, el futuro y recibí una clase MUY detallada sobre qué se vive en un escenario y qué se escucha en los monitores. Con un nivel de pedagogía que solo alcanzan quienes treinta años después siguen enamorados de lo que hacen, me mostró un mundo que me era totalmente vedado.
Todo eso ocurrió mientras mi ISP tenía cortado un cable en mi zona y no había acceso a la red en mi casa. Otra frase clave: «Menos mal que no había red, si no hubiéramos estado comprando una cámara digital que necesito y te iba a pedir ayuda para elegir».
Entonces la red, y mi propia incapacidad para ponerle límites, conspiran contra las actividades que considero enaltecedoras. La marea constante de notificaciones, chillidos, vibraciones que brota de teléfono, tableta, laptop y últimamente cualquier aparato cerca o lejos (tengo un Fitbit), nos llama cual canto de sirena a este espacio de conversaciones más sintéticas, formateadas para el medio que impone sus requerimientos, 140 caracteres cada vez.
No es una derrota solo mía. Mientras algunos bastiones de texto largo se defienden denodadamente, el medio que más crece y muchos toman como ejemplo de adaptabilidad a las condiciones de mercado es Buzzfeed, una publicación donde ningún párrafo requiere interrumpir la respiración para leerlo en voz alta y el 90% de los títulos sugiere una listametralla de 25 fotos de gatitos que no deberías perderte.
Es tan completa la derrota, y tan rica en psicología inversa, que creemos que estamos ganando y nuestra manera de hacer las cosas es la únicacorrecta. Los herejes que no abracen este evangelio serán condenados a la hoguera de nuestro sarcasmo. Anoche Genaro Lozano, conocido columnista de temas internacionales, se quejaba amargamente por el ruido que emitía la sucursal de Liverpool Polanco, promocionando una venta nocturna. Se quejó por teléfono a la policía, que mandó patrullas poco exitosas (previsible). Lozano, harto, la emprendió en Twitter, incluyendo en sus mensajes a Liverpool, la Policía del DF y Marcelo Ebrard, el Gobernador de la Ciudad, para no recibir respuesta de ninguno.
Hola, ¿Marcelito? Qué gusto escucharte, ¿cómo estás, mi carnal? Oyeme, perdona que te llame a estas horas, dile a Rosalinda que me disculpo por interrumpirle el sueño, pero sabes que tengo un problemita: los salvajes estos de Liverpool están molestando mucho acá en Polanco, meten mucho ruido, mi buen. Tú sabes que no te marcaría si no fuera algo verdaderamente importante, estoy escribiendo un artículo para mañana y ya de tanta bronca se me teclan las cruzas. ¿Te lo encargo, carnalito? Échale un fonazo a la Poli o algo, no sé. Sale, bye.
–Nadie, nunca, a menos que le hayas financiado millones de votos en la elección que lo puso en su cargo. Pero quienes vivimos sumergidos EN las redes, ignoramos -a veces de manera voluntaria- las jerarquías y nuestra propia posición en la pirámide alimenticia, donde estamos al nivel del plancton.
Si bien no hay una obligación explícita de ser accesible o responder a nadie cuando uno participa en Twitter, la sensación generalizada es que mostrándose abierto y dialogando con algunos contactos se logra una mejora saludable en la imagen pública. Yo mismo abogo por que las empresas salgan de sus espacios confortables (y defendidos con mano férrea por su área legal) para participar en los espacios que los consumidores eligen para discutir sus productos.
Pero con todo esto dicho, no hay ninguna razón para esperar que EL GOBERNADOR DEL DF te vaya a solucionar el ruido que hace tu vecino a las 12 de la noche. Y al margen de las expectativas, ¡YO no quiero que eso ocurra! Por más que don Ebrard pueda poner a todo un call center para responder en su lugar en Twitter, su persona(je) no debe ser así de accesible al mismo nivel que Carlos el taquero ni el funcionario corrupto de la delegación Miguel Hidalgo que está a cargo de los ruidos molestos y no hace nada. Porque si hacemos un escándalo cada 6 años para elegir al tipo más idóneo para ese puesto, no lo vamos a distraer pidiéndole que repare el bache que nos jode camino al trabajo. ¿Y qué hacemos si no nos responde, se lo pedimos al Presidente?
Así de alarmado estoy, y quizás exagero, pero tengo esta sensación que permea mi conciencia de que estamos confundiendo el medio con el mundo, los tweets con la realidad, los nicknames con las personas. Estamos dejando de ejercer la imaginación, estamos reaccionando más que meditando, creemos que el mundo es el timeline. Y por nosotros, me refiero obviamente a mí mismo.
El cerebro actúa como un músculo. Si se ejercita, se fortalece. Twitter, Facebook, ahora Branch y sus parientes y amigos, son el equivalente a comer Doritos frente a la TV. Creo que necesito salir a correr a un café con amigos.
Fierro viejo, la película
Tengo una idea para el próximo best-seller al estilo de las True Tales of American Life de Paul Auster, con una pizca de Story Corps y obvio canal de comercialización vía Nuflick.
Se trata de salir en una pickup por las calles de alguna colonia vieja y tradicional de las ciudades de México, con el audio de los compradores de fierro viejo a todo volumen y grabar a los que se acerquen a vender algo, contando la historia de su vejestorio, cómo llegó a la casa y cómo era la vida entonces.
No la imagino de acción, pero uno nunca sabe.
Se cooompran tambooores, refrigeradooores, estuuufas, lavadoooras, microondaaas, o algo de fierro viejo que vendaaan…
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=dIo1HVLkrbk[/youtube]
Chusma, chusma, Gobierno Federal. Eso no se hace.
En Animal Político tienen toda la saga de la pelea MVS – Gobierno Federal.
Lo que me llama la atención del asunto es que -después de un ir y venir de acusaciones- Joaquín Vargas sale a defenderse/presionar con una serie de chats de BlackBerry Messenger, impresiones de emails y otros documentos que nacieron privados. La respuesta enaltecedora del Gobierno Federal: ¡la misma! Sale Alejandra Sota casi en cadena nacional a mostrar comunicaciones privadas de oficiales del estado con un particular.
Habría que ver qué dice la ley al respecto, pero estoy bien seguro sobre lo que dicen los usos y costumbres: un particular tiene expectativas razonables de privacidad en todas sus comunicaciones interpersonales, mientras que el Estado NO.
La mejor señal al respecto es que LOS ESTADOS NO SE COMUNICAN como cristianos normales. Tienen hordas de burócratas escalonados para licitar, publicar, registrar, verificar y validar cada latido de la maquinaria estatal.
Por supuesto que hay conversaciones privadas, negociaciones susurradas y apretones de manos bajo el mantel (o lisas y llanas presiones y amenazas), pero ESO NO SE HACE. Entonces si ocurre, y viene un filibustero como don Vargas a sacarte los trapitos al sol, ¡la respuesta NO es agregar trapos al tendedero!
Entonces, queridos amateurs a punto de entregar la estafeta del Gobierno Federal:
- Charlitas privadas: NO SE HACE.
- Charlitas privadas vía medios guardables: MENOS.
- Ignoraron 1 y 2, y viene un viejo bucanero como Vargas a mostrar cuanta estupidez le dejaron guardar, estudiar e imprimir: CIERRAN EL PICO.
- Les enseñaría este tipo de conocimientos avanzados en persona, pero dudo que anuncien una licitación para esto.
Pontifica, pontificador. Pronto encontrarás un espejo
Llevamos años siendo aleccionados por Hollywood, entre otros tantos temas afines a los intereses de bajada de línea de la Casa Blanca, acerca de las desventajas de vivir en un país bajo el yugo de la ley de la Sharia:
- Te pueden condenar a azotes por mirar feo a cualquiera.
- Te pueden sacar los ojos si le miras las «regiones pudendas» a alguien, y esas regiones incluyen un área de 1 km a la redonda.
- Te mandan a vestir un montón de ropa y además una tienda de campaña que cubre todo por encimita, no sea que alguien se entere que tienes piel. Y en esos países en que la temperatura promedio son 40º, debe ser torturante.
- Te descuadran a pedradas si el viento te vuela la tienda de campaña (o si te cepillas a un vecino).
- Tienes que escuchar a una jauría de gordos bienintencionados pontificar cómo alguien se está cepillando tus derechos humanos, y vives bajo un régimen poco humanitario, etc.
- Analizas 10 minutos y ves que los mismos imbéciles pontificadores perpetran burradas semejantes a las que acusan, bajo excusas lógicas igual de inverosímiles, con el mismo desparpajo de un jeque (los fueros y los petrodólares producen los mismos efectos en los subyugados).
- Todo por orden del mismo Dios.
Yahveh y Alá eran el mismo dios, antes del cisma entre Ismael e Isaac. La idea de negar derechos sobre el propio cuerpo (ya sea aborto, muerte digna, género e identidad sexual, etc.), joderles la vida cívica a los homosexuales, soslayar la ciencia en pos de la superstición y otras bondades, vienen de los mismos libros, pilares místicos de organizaciones políticas onerosas y perniciosas para la sociedad en conjunto.
El 50% (y a veces más) de la población de USA piensa igual que el 85% (creo que soy generoso, debe andar en el 95%) del Islam. La mitad del espectro político de USA es un espejo de los musulmanes a los que condenan, mientras actúan igual. El 100% de Hollywood está en USA y se financia de capitales interesados en impulsar mensajes que a veces parecen criticar lo que en privado se aplaude.
Fuck you, fellow human, porque Diosito dice.
Todd Akin: es peor de lo que pensabas
La verdad es que la respuesta podría haber estado mejor armada. Todd Akin, el recientemente anunciado candidato retrógrado conservador al Senado por Missouri, tratando de explicar su política anti-aborto sin excepciones, dijo en TV:
First of all, from what I understand from doctors, (pregnancy from rape) is really rare, […] If it’s a legitimate rape, the female body has ways to try to shut that whole thing down.
Previsiblemente, Internet explotó. Lamentablemente, en Latinoamérica Internet tradujo mal y explotó igual.
Medio mundo se enfocó en «legitimate rape» y salió a condenar al poco probable futuro senador por su salvajismo, aleccionándolo sobre la imbecilidad que implica juntar esos términos.
Seamos un poco más fríos en el análisis. En USA (sin ponerme a investigar) no debe quedar ningún rincón, por más Alabama que sea, sin leyes condenando la violación. ¿Qué hay, entonces, en la mente de un fulano que se opone a rajatabla al aborto, nomás porque Dios se lo dijo?
Que hay violaciones ciertas e indiscutibles, en que un desconocido ataca a una mujer y se impone sobre ella. En ese caso, el cuerpo de la mujer, en su infinita sabiduría, toma sus propias, misteriosas medidas anticonceptivas y nos evita una discusión sobre aborto para alegría de Diosito.
Y hay otras violaciones. Nebulosas, difíciles de delimitar, como cuando el novio borracho insiste de más, o el marido violento amenaza y gana. O el tío mano larga con la sobrina púber. Uno nunca sabe realmente qué pasó en ese garage. A esas Diosito las considera una zona grisácea, y el aborto es MUCHO peor. Nuestro partido y nuestros votantes están de acuerdo en eso. Eso piensa.
Después del ensalzamiento electoral que vivimos en México, conviene recordar que los políticos son un mínimo común denominador de la sociedad a la que representan. En general, cuando hay duda, se nivela para abajo. Y también pasa que cuando llegan alto, les da vértigo. No es su elemento.
El único camino para ganar el corazón del cliente
Por fin le encontré un nombre. Se llama «felt accountability» y una traducción adaptada puede ser «sensación de responsabilidad».
Mientras hacía los dolorosos recuentos de mis experiencias con MercadoLibre, Tiendas Viana, Telmex, Cablevisión y otras tantas que quizás no me despertaron suficiente furia para sentarme a hacer catarsis acá, sentía que había un hilo conductor que atravesaba todas esas experiencias y podía ser el común denominador de la fuente de mi bronca.
Hoy descubrí que ese hilo conductor ha sido siempre la ausencia de la sensación de responsabilidad, por parte de todo interlocutor de esas empresas que se cruzara en mi camino. Lo descubrí leyendo este análisis que Bob Sutton hace sobre la actitud de United Airlines frente a una pareja de padres que confiaron en la empresa para llevar a su hija de 10 años sin acompañante a un campamento de verano, y United la perdió.
Cuando United Airlines perdió a la niña, pasaron varias cosas:
- La aerolínea no se enteró, hasta que el personal de campamento se reportó con los padres para avisarles que la niña no estaba en el vuelo (2do tramo) pactado.
- La niña pasó 2 horas deambulando por la terminal del aeropuerto de Chicago donde debía hacer la conexión a su destino final, porque el empleado de la empresa tercerizada que provee el servicio de acompañamiento de menores se olvidó de su cita.
- Los padres llamaron frenéticamente a todo teléfono de la empresa que encontraron, y la respuesta que les dio un operador del call center indio fue «seguro la niña está bien». Estuvieron una hora y 20 minutos al teléfono hasta que pudieron confirmar que ALGUIEN en el aeropuerto de Chicago había visto a la niña.
- Una de las operadoras que los atendió directamente en el aeropuerto de Chicago (voy de memoria), después de buscar un rato a la niña, les respondió que no la había encontrado, pero que su turno se acababa, así que ya no los podía ayudar más.
- El padre apeló a la condición de madre de esa operadora para que accediera a hacer otro esfuerzo y la niña apareció 15 minutos después.
- Mientras los padres aullaban por teléfono, la niña se acercaba a grupos de personal de tierra de la aerolínea para exponer su situación. Todos le respondían que estaban ocupados y no podían ayudarla, mientras conversaban en salas y mostradores.
- Después de montar a la niña en el último vuelo del día, después de horas de espera, promesas incumplidas y tropiezos, el equipaje logró llegar al destino final 3 días después.
- El proceso para levantar una queja frente a United Airlines requiere que se narre el problema a un agente, que redacta una nota según su impresión del asunto y la envía. Cuando los padres de la niña pidieron que se les lea la nota para comprobar el texto, se lo negaron.
Puedo seguir toda la noche entrando en más detalle. Lo espeluznante es que parece business as usual en United y muchas otras empresas. Cuando el cliente se sale del canon normal y predecible, primero niegan el problema, luego ignoran el reclamo mientras buscan cobertura o justificaciones, se ponen obstáculos exagerados para «que la queja proceda» y cuando ya no queda más remedio y hay un periodista indagando, buscan a alguien que lo resuelva.
Nunca la voluntad espontánea de la empresa es mostrar accesibilidad y buena onda. Cuando hice múltiples reclamos a Telmex por fallas en mi línea telefónica, la respuesta standard era «recibimos el reclamo, ahora váyase a la mierda por 72 horas»; no me llames, yo te llamo. Lo mismo me dijo Rachel Weisz un día, y todavía estoy esperando.
Por supuesto que el resultado que consiguen es que nunca jamás les dé un peso más. Cuando la empresa no solo no muestra voluntad de asistirme, sino que pone recursos para evitarme el acceso a su servicio de soporte, me aseguro que esos recursos no vengan de MI bolsillo.
Y ahora viene la contrapartida: por suerte, hay muchas empresas que entienden el valor de mostrarse amigables al cliente. Ni siquiera tienen que serlo, soy capaz de perdonarles que en la intimidad sean una vil y capitalista aspiradora de dinero. Yo haría lo mismo.
Pero la cuestión es que cuando algo se sale de curso, uno puede confiar en que la empresa va a tomar una actitud que no es mezquina y cortoplacista. Uno esperaría que si un empleado de una empresa se entera que perdieron una niña, deje de pensar en el reloj por un rato. Las empresas que entienden esto, dejan en claro que todos los empleados son la cara de la empresa ante el cliente, y todos son responsables de la satisfacción de las necesidades de ese cliente. Es fácil distinguirlas, son las que consiguen clientes leales.
Amazon lo entendió, y a cambio yo prefiero comprar mis gadgets y juguetes electrónicos allí en vez de en DealExtreme. Y prefiero comprar a ciegas un libro para Kindle, sin ninguna garantía de leerlo en el futuro, que pensarlo mucho. ¿La razón? Una vez los llamé y les dije: me senté sobre mi Kindle y le arruiné la pantalla, ¿dónde lo mando para repararlo? La respuesta: a ninguna parte, acá te mando otro Kindle y una funda, ¡que lo disfrutes! Ya se los pagué unas 20 veces.
Cuando le hago una pregunta en Twitter a Movistar, la respuesta llega en minutos. Cuando es algo que no se resuelve sin mi intervención, ellos me llaman. Sea cual sea el tema, el área que esté a cargo de responder, mi humor en el momento, la impresión que me llevo después de cada interacción es que hay gente en Telefónica que no se opone activamente a prestarme servicio. ¿Consecuencia? Le recomiendo a todo el mundo que se cambie a Movistar.
Resumen: si tratas al cliente como el enemigo, y tu primer instinto es repelerlo, no te extrañe que todas las interacciones sean negativas y odiosas, para terminar perdiendo al cliente. En cambio, si los empleados sienten responsabilidad por la imagen de la empresa y se les da poder y herramientas para defenderla y enaltecerla, en lugar de escudarse en excusas y normas difusas, el resultado es una relación fructífera para ambas partes, a largo plazo.
En contra del voto nulo
Mi problema con el voto nulo es que no sirve para nada en México, y en ningún otro país donde el voto no sea obligatorio.
El abstencionismo, el voto en blanco y la anulación del voto son herramientas válidas en todos los casos, son mecanismos de expresión del electorado que no deberían ignorarse, salvo que el sistema electoral te lo haga fácil de entrada.
Mientras que en otras democracias la figura del «mandato sin representación» denota severos problemas sociales estructurales, en México las presidencias se ganan con un 25% de los votos y con un 60% de asistencia a votar. En la práctica, el presidente de México está obligado a gobernar, pero estadísticamente no representa a nadie.
Entonces, para «hacerles saber a esos desvergonzados con quién están tratando», el voto nulo es equivalente a proponer «hacer silencio mientras dormimos» como alternativa.
Si estás tan desesperanzado con el panorama que te daría culpa votar por alguno de los esperpentoscandidatos que se presentan, piensa que hacer invisible tu voto es PEOR.
Alguien va a gobernar el país, tu estado o tu ciudad, y sería mejor que esa persona asuma con el consenso de un gran número de votantes. Que represente a un amplio sector de la población, aunque sea por descarte, genera también la presión de rendirle cuentas a un número mayor de ciudadanos.
Para cambiar los candidatos que llegan a postularse, hay otros caminos: si TODOS votan, es más difícil repartir despensas para inclinar la balanza y si TODOS se informan, los partidos van a tener que proponer candidatos que sean más que una cara bonita de cartón.
Si eres uno de los pocos que puede presentarse a votar sin ser acarreado, sin impedimentos, conociendo la importancia del evento: no hagas invisible tu voto. Votar es una obligación cívica y moral del ciudadano, aunque la ley no imponga penas por la ausencia. No dejes de hacer tu parte.
Ya basta de marchas. Falta todo lo otro.
No confundirse: me encantan las marchas. Me fascina que esta juventud que todos creíamos apática y dormida dé estas muestras de iniciativa y estado de alerta.
Me encanta que los lazos tenues que se crean en las redes sociales den paso a conexiones que se hacen reales cuando mil personas alzan la misma bandera sin caudillos ni sobornos.
Todo esto es una maravilla, pero lamentablemente no alcanza para dar vuelta una elección, como le escuché a algunos esperanzados.
Hay dos caminos complementarios para dar vuelta esta elección, ambos extremos, ambos con potencial de ser un punto de inflexión histórico, los dos en manos de estos mismos jóvenes que exudan energía.
Las dos opciones recaen en copiar las tácticas de los partidos políticos. Ellos son expertos en conseguir votos de gente a la que le da lo mismo si los candidatos viven o mueren. Aprovecha las tácticas, desprecia el fin mezquino y el tráfico de influencias.
1- Todos a las casillas de votación
La primera es fácil: invita (y lleva) a la gente para que se presente a votar. Que se rompan los records de asistencia, que cualquiera que resulte elegido, sienta la mirada atenta de un país que no está dispuesto a dejarse arrastrar.
Ganar una elección con el 25% de los votos es como recibir una patente de corso: a la mitad de la población le interesa tan poco el resultado de la elección, que ni se presenta a votar. Te queda un cuarto de «oposición» dividida en dos o más bandos y defraudar a tus votantes es difícil, si se les pagó puntualmente por los votos.
¿Cómo romper el círculo vicioso? Es un poco más fácil que trasladarse a un monumento ignominioso y alzar la voz: alza la voz en tu edificio, en tu vecindad, en tu colonia. Sal a visitar a tus vecinos y parientes, invítalos a votar. Ofréceles tu ayuda si les cuesta movilizarse. Reserva unos pesos durante el próximo mes para hacer unos cinco viajes en taxi entre tu calle y la casilla, para hacerle la vida fácil a los más viejos.
Lucha contra los acarreos y las despensas con un taxi y una sonrisa. Toma la democracia en tus manos, porque es tuya y no de los que se apropian del proceso electoral como si fuera una concesión comercial.
2- Fuego se combate con fuego
La segunda táctica para cambiar el rumbo de la elección también se apropia de las prácticas de los partidos: hay que informar al electorado.
Mientras que los partidos buscan mensajes efectistas e invierten ingentes cantidades de recursos públicos en lanzarse basura mutuamente (cierta o no, sigue siendo basura), también muestran un claro plan de acción para quienes estén interesados en enaltecer el climax de la democracia.
Ya que vas a hablar con tus parientes y vecinos, aprovecha para entregarles información de calidad sobre quiénes son los personajes que esperan ser votados. Si ellos buscan diferenciarse y hacer que sus propuestas no sean comparables, busca presentarlos en un plano de igualdad. Busca los prontuarios del círculo de asesores (y cómplices) que integrarían el gabinete, no te quedes en qué persona va a acceder al gobierno, exhibe también qué maquinaria partidaria se va a instalar con ella.
Si hacen promesas huecas, muestra cuáles de ellas son obligaciones cívicas o impuestas por la posición. Si no son claros en su discurso, ofrece preguntas y perspectivas.
El cambio verdadero es interno
Quizás el efecto neto de estas acciones no cambie el rumbo que hoy se ve en las encuestas, pero creo que es indispensable encauzar esta energía que está chispeando en el ambiente para hacer que la política regrese a la gente y no quede para siempre en la vitrina de la TV.
Es necesario llevar las voces y los ánimos lejos de la calle, lejos de las masas y plazas públicas, cerca de la mesa familiar. La política se limpia cuando forma parte de la conversación de quienes cuelgan la ropa en una azotea y crece cuando está presente en los espacios más íntimos, las charlas entre hermanos, la mesa del café.
Politikós se puede traducir como ciudadano, y somos ciudadanos cuando reconocemos un destino común con el otro. Es momento de dejar las audiencias etéreas de Twitter y las batallas de hashtags para extender la mano al vecino, porque de su voto y del tuyo depende el destino político de corto y largo plazo.
Oferta de trabajo para web developer
NOTA: si esta descripción no es tu ideal y se te ocurre algo mejor para ofrecer, manda el mail. Nada de esto está escrito en piedra, crea tus oportunidades.
Estoy formando un equipo de trabajo para gestionar proyectos in-house y de clientes. Necesito un/a web developer con algo de experiencia y ganas de aprender cosas nuevas.
Idealmente, debe dominar PHP, JavaScript y bases de datos en MySql o Postgres. Ahorrará tiempo si ya sabe algo sobre WordPress. Suma MUCHOS puntos si está experimentando con Ruby on Rails y tiene alguna micro-app para mostrar ya desarrollada.
Puede ser una buena oportunidad para alguien que aún esté estudiando y pueda dedicarse 5 o 6 horas por la mañana a esto.
El anzuelo es que va a poder trabajar desde cero en proyectos de negocios online con perfiles diferentes. Va a interactuar con procesadores de pagos, sistemas distribuídos, APIs de FB y Twitter, etc. Y all-you-can-drink Nespresso.
Puede tomarse como un escalón para construir un currículum o crecer y quedarse en el equipo si le interesa.
Si sabe preguntar, me puede vaciar la cabeza, si mis 17 años de hacerle cosquillas a Internet le sirven de algo.
El esquema de pago es flexible y aún no está escrito en piedra. Puede haber un sueldo que se puede complementar con extras por proyecto o trabajar puramente por proyecto/paquete pero manteniéndose cerca. Todo depende del tipo de tipo que me encuentre y el tipo de idea que me venda.
Entender esto va a ahorrar tiempo y frustraciones.
A ver si hay suerte y la persona perfecta me manda un email.
La derrota de la democracia por la vía de la educación
Escribí sobre esto en «Idiocracy: Argentina 2030» para Uberbin, y lo traigo p’acá para simular que este blog no está abandonado.
¡A las armas!
Twitter la cagó, pero la culpa es de todos nosotros.
Twitter anunció la semana pasada que implementaron una serie de filtros regionales que permitirían bloquear ciertos tweets para que no aparezcan en lugares/regiones/países donde fuera ilegal su contenido.
Antes de eso, cuando les llegaba una orden judicial indicando eliminar tweets, estos se borraban de la base de datos y desaparecían para todo el mundo. Ahora con estos filtros, simplemente se dejan de mostrar donde sean conflictivos, pero quedan visibles al resto del mundo.
Esto generó dos tipos de reacciones desmedidas:
- Indignados que salieron a protestar porque en algún lugar del comunicado que emitió Twitter aparecía la palabra «censura», entonces muy ofendidos llamaron a boicot y #TwitterBlackout para que vean lo imposible que es censurar a la horda y no morir en el intento. Sí, eso de «salieron» a protestar es una exageración.
- Efusivos que salieron a aplaudir porque en términos de la EFF «el resultado neto es que la censura se reduce» o «aumenta la libertad de expresión». Mis calzones.
El resultado neto, en mi caso, es enorme tristeza y desazón por chocarme nuevamente con lo obvio: la gente es tonta y las empresas son empresas. Lo que Twitter hizo en realidad es abaratar, tanto en dinero como en costo de percepción en la opinión pública, el proceso de censurar un mensaje, consigna, grupo, reclamo.
Ahora sigue toda una serie de elucubraciones y aproximaciones a una verdad tan elusiva como férreamente protegida.
Imagine el peor dictadorcillo latinoamericano o africano que se le ocurra. Uno con la impune desfachatez de declarar en público y en cadena nacional «Los que piensen diferente tienen que postularse a presidente y si te votan hacés lo que a vos te parece».
Esos suelen ser los más propensos a gobernar mediante decretos firmados a punta de pistola, y suelen ser los que más tela tienen para cortar, así que entre sus decretazos podríamos encontrar uno que diga «Queda terminantemente prohibido hablar del enriquecimiento desmedido de la Presidente y su familia a partir del ascenso al poder de su difunto esposo y continuando hasta hoy.» Comuníquese y archívese.
Hay mucha gente en Twitter que tiene ganas de hablar de esos temas, porque les gusta, porque se indignan y porque se les da la gana. Eso hace uno con la libertad de expresión.
Decreto en mano, la Presidente gritaría «Que Twitter borre lo que dicen toda esa sarta de gorilas destituyentes y oligarcas que seguro envidian a mi chofer ahora magnate del real esteit.» Desde los headquarters de Twitter llegaría una risita ahogada, que sería respondida por alguna otra salva de improperios proferidos más de cerca por un embajador sudoroso en un restaurant de Washington. Resultado neto: venga a los tribunales ordinarios del estado de California a exponerse en público o acá no pasó nada.
Cuentan las leyendas que Twitter resistió heroicamente los embates del FBI cuando intentaron averiguar las direcciones IP de usuarios del servicio que tenían una acusación y eran objeto de investigación. Hasta esos extremos llega el compromiso de la empresa con los usuarios que la hicieron grande.
Somos Twitter, somos geniales, nos cagamos en el FBI, pero ¿saben a quién le tenemos miedo de verdad? A McDonald’s Nicaragua.
Sí, ahora resulta que esa belicosidad digna del Cid Campeador se cae en pedazos cuando el dictadorcillo de turno que no tiene potestad para borrarles un tweet pero sí para bloquear su acceso a un país, les puede joder los ingresos publicitarios de ese país (aunque Twitter no tenga oficina allí, porque si estuvieran constituídos en el país, no cabe duda que les toca cumplir con los decretos de Su Excelentísima Majestad).
Existiendo el filtro, ya no hay que mandar embajadores a trámites vergonzosos ni a cobrar favores ridículos, ni es necesario exponerse públicamente ante una corte. Basta con pasar un párrafo entre gallos y medianoche para que la cuenta bancaria de Twitter se interponga entre lo que dice la gente y la gente.
En algún sentido, eso está bien. Una definición un poco deslucida de la función primordial de las empresas es «maximizar el valor para los accionistas», y cuidar que la facturación no caiga es un paso en esa dirección.
Por otro lado, me cuesta encontrarle sentido al tonito triunfalista con el que anuncian que los tweets ocultos para un país van a ser visibles en otros. Ahora que pasó el aniversario, imaginemos que los mensajes de los egipcios convocando a tomar Tahrir le provocaban indigestión a Mubarak y mandaba bloquearlos. ¿De qué sirve que yo vea eso desde México?
Hace pocos días leía que una porción de los esfuerzos de los corsarios del copyright está destinado a impulsar proyectos de filtros y barreras de acceso a Internet bajo la bandera de la lucha contra la pornografía infantil. Uno de sus lobbystas mercenarios declaraba que a los equivalentes de la MPAA en Suecia «…les encanta el porno infantil, porque los legisladores escuchan el término y saltan automáticamente a hacer lo que se les pide… …ponemos los filtros y después sólo tenemos que ampliar su uso».
Por esto me molesta tanto que Twitter (y ahora Blogger) haya puesto filtros regionales motu proprio: le está haciendo el trabajo fácil a toda la sarta de sanguijuelas que piden filtros y puertas y vallas insalvables, solo motivados por el lucro.
Me gustaría encontrar una empresa que -teniendo posiblidad de operar y prosperar en todo el mundo gracias a la red- elija NO recibir ciertos billetes. Que exhiba carácter y pueda sentirse capaz de dictar sus propias reglas. Ya sé, soy un idiota, iluso e idealista. En parte por eso la culpa es nuestra.
Twitter en su homepage dice «Sigue tus intereses. Actualizaciones instantáneas de tus amigos, expertos de la industria, tus celebridades favoritas y lo que ocurre alrededor del mundo». Así de directo, sin matices. Sin avisar que «dependiendo del humor del dictadorcillo que te tocó, podrías no ver algunas de estas cosas».
Es nuestra culpa por creerlo sin pensamiento crítico. Ponemos colectivamente nuestra libertad de expresión y lucha contra la censura en manos de un fulano que lo único que busca es exprimir un dólar extra cada día. Casi como ir a un homeópata en vez de a un médico. Creemos que Blogger y Facebook y Twitter son nuestros aliados y amplificadores de nuestra voz solo porque esconden las tripas técnicas, ininteligibles de publicar un mensaje en línea, y cedemos el resto de los espacios, abandonamos el resto de los medios de expresión y comunicación.
Creemos que borrar tweets es censura y limitar las fotos de perfil coarta nuestra libertad de expresión, mientras gobiernos autoritarios, desconectados de sus votantes, ensimismados en su soberbia, destrozan al periodismo, compran o ahogan a los medios y zapatean sobre nuestras libertades, mientras buscamos ideas ingeniosas para #trespalabrasdespuesdelsexo.
Las futuras dictaduras de Europa
Encontré esta cita maravillosa en imgur.
A democracy cannot exist as a permanent form of government. It can only exist until the voters discover that they can vote themselves largesse from the public treasury. From that moment on, the majority always votes for the candidates promising the most benefits from the public treasury with the result that a democracy always collapses over loose fiscal policy, always followed by a dictatorship. The average age of the world’s greatest civilizations has been 200 years.
Se lo atribuyen a medio mundo, pero coincide bastante con mi sensación visceral de la insuficiencia del sistema democrático en Latinoamérica y otros rincones de baja alfabetización y economía en desarrollo del mundo, como África.
Me parece que describe un importante aspecto de por qué a España le cuesta horrores salir de la crisis brutal en la que está inmersa. Hordas de españoles (y franceses, irlandeses e italianos) que «disfrutan» de seguros de desempleo y servicios sociales prestados por un estado con obesidad mórbida se resisten a cualquier cambio que empeore su situación personal, reduciendo el espacio de maniobra que le dejan al estado para tratar de resolver sus penas. Sáquenme de la crisis, denme trabajo y ni se les ocurra aumentarme la edad jubilatoria, que quiero pasar 30-35 años sin mover un pelo.
Una madrugada en Sevilla discutíamos de esto con Wicho y Víctor Ruiz, pero Jack Daniel’s siempre desviaba la conversación hacia asuntos menos graves.
Prefiero las que leen
Una chica que ha leído sobre las reglas de la sintaxis conoce las pausas irregulares –la vacilación en la respiración– que acompañan a la mentira.
— Rosemarie Urquico y Charles Warnke
Salir con chicas que no leen / Salir con chicas que leen
Gira Telmex Hub: brindo por otras miles
Hoy acabó la tercera «pata» de la Gira Telmex Hub, que visitó Puebla, Mérida y Querétaro.
El equipo de PaseUsted/Genera se lució como siempre. Estos «niños» se están convirtiendo en una powerhouse de eventos y acciones positivas de marketing. Yo que insisto en invitar a los jóvenes para que decidan emprender negocios, prometo ponerlos de ejemplo en mis charlas siguientes. Todo el equipo que produjo estos eventos de manera impecable tiene entre 23 y 30 años.
Telmex y yo tenemos nuestras diferencias, pero aplaudo sin reservas esta iniciativa. Creo que lo mejor que puede ocurrirle a la juventud mexicana es que se rompa el círculo vicioso de los mensajes de violencia criminal y mezquindad política.
Llevar invitados del calibre de Jared Cohen, Perry Chen, Xeni Jardin y tantos otros extranjeros y locales que acercan una perspectiva nueva, amplia a una generación de jóvenes que necesita con urgencia nuevos modelos que imitar, es loable y necesita ser imitado.
Mientras en el gobierno federal se debate una reforma laboral que en algunas partes parece haber sido redactada por los sindicatos, parásitos de un pasado que dolería revivir; nadie parece reunir suficientes huevos como para plantear una reforma educativa, que haría innecesaria la otra.
Espero que haya más empresas que puedan plantarle cara a la desidia gubernamental, que prefiere las construcciones electoralistas antes de siquiera comenzar a pensar en construir un futuro menos polarizado y más próspero para el país.
Gracias por invitarme, quedé lleno de energía. Brindo por miles otros hubs. México necesita estar más conectado consigo mismo.