One-night stand

Es cómico cómo los recuerdos atacan sin avisar. Pasé frente a una puerta y volví al ’93.

Una banda de energúmenos festejábamos el cumpleaños de 18 de Pablo. En esos casos, «festejar» en general requería una burda mezcla de alcohol barato con algo dulce ANTES de salir de parranda.

Ya con la cabeza nublada, llegamos a una disco (Olaf, para los cordobeses), ubicada en una ciudad pequeña, a unos 20km de Córdoba, de donde vengo. Esto sirve para establecer que los locales eran muchos, y nosotros éramos los «de afuera».

Apenas entramos, mis amigotes encontraron alguna buena razón para pelear con alguien (al otro día descubrí que tres o cuatro durmieron en una celda esa noche, por revoltosos). Yo me fui a dar una vuelta por ahí, con pocas ganas de que un grupo de locales me parta la crisma.

Una chica (26 – 27 años) se aleja de la barra con un vaso en cada mano y mis neuronas atontadas me hicieron balbucear algo como: «Esto es justo lo que me recetó el doctor» o alguna burrada por el estilo. Quizás fue lo patético del esfuerzo, pero me sonrió.

El segundo vaso era para una amiga que desapareció rápidamente. La charla circulaba por los lugares comunes donde se refugia cuando no hay nada en común. Yo mentía que estudiaba ingeniería de sistemas, ella me contaba de su trabajo o nimiedades por el estilo.

Hasta que, hastiada o testeándome, declaró: «No hay por qué dar vueltas, te voy a decir mi verdad: tengo leucemia, es algo progresivo, el médico ya me dijo que no me la puedo sacar de encima, y alguna vez me va a ganar».

Mierda, y yo que pensé que había tenido suerte.

Años de literatura heroica, un idealismo férreo y probablemente una laaarga abstinencia, hablaron por mí.

«Ok, acá va mi verdad: tengo 17 años, de la universidad te cuento cuando ingrese, y si no te molesta, me quedo». Típico Karate Kid, Miyagi San dice «la verdad te llevará lejos».

Por algún milagro cinematográfico, la verdad me llevó a un hotel de mala muerte (por esa puerta pasé hace unos días) en el auto de esta chica. Cerca de las 10 de la mañana llegué a mi casa con una sonrisa triunfal, devorando el desayuno.

Nunca la llamé, no sé qué fue de ella. Creo que me dijo que su nombre era Gabriela. El sexo no fue nada memorable. Quizás por mi inexperiencia, quizás porque no nos conocíamos, quizás porque nos dijimos la verdad.

One-night stand

Long (you’ve seen it) and autobiographic post. I’ll translate it on the weekend, if someone leaves a comment.

One thought on “One-night stand

  1. Me quedo con las dos primeras, creo que lo de la verdad incluso pudo haber sido algo bueno.
    Curioso, mi prima se llamaba Gabriela, murió de leucemia y por esas fechas tenía maso esa edad. Sólo que mi prima vivía en uruguay. Saludos

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