Me parece que es una cuestión de edad: uno se acomoda a las exigencias del mundo hasta que se siente en condiciones de reclamar que el mundo se acomode a uno.
Bárbara comenzó a escribir sobre negocios de nuevo. Yo me dediqué al hosting, como en el ’97.
Nos alejamos de nuestra pasión original por ese capitalismo olímpico que solo entiende el mundo en términos de Citius, Altius, Fortius y permea nuestra vida y nuestra experiencia del mundo. Nos alejamos de nuestra máxima capacidad de aporte cada vez que una empresa dice «Eres el mejor programador que tenemos, por eso a partir de ahora te harás cargo de los presupuestos, compras de equipos y reclutamiento de personal. ¡Felicidades!».
Regresar al primer amor sólo causa sonrisas. Practíquelo.