Una nueva treta de spammers?

Acabo de recibir un par de comentarios con estos datos:

Alexqvub | princeconsort2006@hotmail.com | google.com | IP: 66.148.72.22

Hello, my name is Alex, i’m a newbie here. I really do like your resource and really interested in things you discuss here, also would like to enter your community, hope it is possible:-) Cya around, best regards, Alex!

Este blog -entre otras cuestiones antispam- requiere que yo revise y autorice personalmente el primer comentario que alguien realice. Una vez pasado ese «filtro», los lectores pueden comentar libremente.

Me parece que este Alex y su mensajito «amistoso» está buscando eso. El comentario pasó sin problemas por los filtros automatizados, y si se mezclara entre 20 o 30, probablemente pasaría manualmente también.

A la mierda, Alex.

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Ignorancia, despiste o broma?

En eCuaderno ponen un link a las condiciones que la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes pone a quien vaya a linkear hacia su contenido. Un botón de muestra, entre muchas otras barrabasadas:

La fuente utilizada será «Arial», el estilo «negrita», el tamaño de un mínimo de «12» y el color deberá tener las siguientes características: «rojo 155, verde 23, azul 26, matiz 254, saturación 189 y luminosidad 89».

Quién redactó esto? El mismísimo Miguel antes de perder la mano?

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A cada uno lo suyo

Para poner un poco de contraste con las -oscuras- noticias sobre la ineptitud y la mala costumbre de cagarse en el cliente que tienen la mayoría de las aerolíneas, tengo que reconocer que Lan Chile y sus parientes se portaron de maravillas conmigo.

Mientras que Barbie terminó viajando con los retardados de Lloyd Aéreo Boliviano y en ambos tramos sufrió inconvenientes (en el viaje de ida la mandaron a Ezeiza en vez de a Córdoba y al regreso dejaron su maleta 3 días en Santa Cruz de la Sierra), mi experiencia con Lan fue inmejorable.

Salidas a tiempo, información oportuna (dos veces adelantaron mis vuelos de conexión para que no perdiera los siguientes tramos), naves cómodas, personal atento, etc.

Esto no debería ser noticia, nadie hizo nada heroico conmigo, simplemente lo básico que se necesita para tener un negocio próspero: cumplir las promesas que uno hace, de la mejor manera posible.

En qué versión desfigurada de nuestro planeta vivimos, que cuando alguien hace lo mínimo que debería esperarse de él, se convierte en una bestia mítica, digna de toda alabanza?

Todo esto porque recordé que el boleto me costó -relativamente- caro: en agosto del 2006 lo pagué un 30% más que lo que costaban los pasajes de LAB en diciembre. Aún sabiendo eso, no me quedan dudas de con quién volar este año. Más barato no es mejor: Seth Godin tiene razón.

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Muerto el perro…

Decir que hay que festejar desaforadamente la muerte de Pinochet es inconducente. Muerto el perro, se acaba la rabia, pero quedan las cicatrices de las mordidas.

Lo incomprensible es que aún quede gente que lo extrañe, y lo exprese públicamente. Sé por qué lo extrañan tanto, son gente que se enriqueció durante la dictadura, mientras que otros perdían parientes.

Lo que me sorprende es que después de tanto camino democrático recorrido, con supuesta apertura de la información, con un Chile un poco más conectado al resto del mundo y un poco menos infectado de propaganda dictatorial, todavía quede gente que se piensa que está bien salir a la calle a gritar:

  • Que prefieren gobiernos no elegidos por la gente
  • Que ganaban dinero mientras sus compatriotas morían en manos del tirano al que ahora apoyan
  • Que «estábamos mejor con Mengele«
  • Que los crímenes de lesa humanidad no deberían castigarse (puta, ni siquiera investigarse, según algunos)

Por supuesto, estoy a favor de la libertad de expresión, pero alguien debería decirles que quedan como imbéciles apoyando esas posturas.

Chilenos democráticos: no se preocupen tanto. No festejen desaforadamente, el viejo ni se entera. No hagan lío en las calles, no se hagan pegar por la policía. Simplemente vayan donde están los que lloran al dictador y grábense bien sus caras. Pregunten sus nombres. Y nunca jamás les compren nada, no los contraten, no los respeten, no los inviten a nada. Que se caguen encima y nadie los limpie.

Ni van a notar la diferencia. Total, estaban mejor cuando Pinochet gobernaba.

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De vampiros y parásitos

Qué hace http://www.e-mercadeo.com/ que no haga http://www.bitacle.org/?

Toman full posts de cualquier feed, agregan bloques de AdSense y las presentan en formato de «agregador», con imágenes hotlinkeadas (qué término de merde) y «secuestrando» comentarios, evitando que esos comentarios vayan al site del verdadero autor de la nota.

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Y también están los que jamás entienden

Cuando leí que estaba ocurriendo la reunión anual de la Association of National Advertisers (ANA) en Orlando, Florida, automáticamente se instaló en mi cabeza la imagen de los típicos ejecutivos de publicidad de comic: semi-petrificados, absortos en un mundo cerrado de focus groups y repetición de jingles en TV. Oh my god, qué feliz estoy de haberme equivocado terriblemente.

A. G. Lafley, el CEO de Procter & Gamble, dijo: «Tenemos que aprender a poner nuestras marcas en manos del consumidor» (requiere registrarse, pasa con Bugmenot). Es como estar soñando.

Procter es una empresa que -aunque gana toneladas de dólares por minuto- se suele usar como ejemplo de todo lo malo cuando se habla de publicidad: históricamente han dictado e impuesto la imagen que los consumidores debían percibir acerca de sus productos, lo que los llevó muchas veces a una horrorosa parálisis por análisis, campañas tan filtradas vía focus groups que el resultado final no convencía a nadie, por querer complacer a todos, y la frase favorita de los brand managers que se creen mucho: «acá no somos Procter, queremos creatividad, queremos arriesgarnos un poco».

¿Qué tienen que decir ahora? Parece que el monstruo procteriano (y varios de sus amigotes, según se ve en la nota del NY Times) se despertó de golpe y sintonizó todo lo que se viene diciendo desde unos 6 años atrás.

¿Por qué tanta alegría? Porque para mí es un GRAN avance en términos del nivel de juego en el mundo del marketing. Porque me hace bien como empresario, porque quiero desarrollar un negocio cuyo aporte al ecosistema no sea un jingle, y porque como audiencia quiero que me hablen inteligentemente.

Porque casi lloro cuando descubrí que la Secretaría de Salud del Reino Unido inventó una banda de ¿rock? llamada Bäackpain para promover una campaña de concientización por la salud de las espaldas británicas, con página en MySpace y todo. «A la gente le resultó gracioso el grupo, así que lo lanzamos», parece ser TODO el razonamiento detrás de esto.

Porque estoy escuchando a un fulano de Levi’s en Canal Sony, que nos cuenta las bondades de su nuevo pantalón con cableado para iPod, diciendo LITERALMENTE: «los consumidores pueden controlar el iPod desde un control joystick…» (no es exacto, pero lo que importa está).

Gracias, fulano de Levi’s, eso me hace sentir TAN valuable como componente de alguno de tus gráficos de demanda…

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Spam y libertad de expresión

La última tendencia en los spammers argentinos es intentar confundir a los destinatarios de su basura diciéndoles que mandan spam porque es su derecho legal.

Ya van varios mensajes que recibo, con leyendas similares a esta:

«Este es un email legal, libre de virus y contiene información de cursos y seminarios que consideramos de su interés. De acuerdo con la nueva Ley argentina Nº 26.032, cuyo texto se encuentra en: http://infoleg.mecon.gov.ar/ la libre distribución este email está autorizada por tratarse de propósitos de información, sin embargo, si le hemos causado alguna molestia por el mismo…»

El primero, que me sorprendió mucho, vino de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, la segunda cayó desde aCordoba.com, una guía turística que ojalá desaparezca.

Chicos, no hay nada en ninguna legislación mundial que confunda la libertad de expresión con el spam. No se engañen, ni pretendan engañar a otros.

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La solución al problema de tránsito en México DF

El 80% de los problemas de tránsito de México DF se solucionarían matando a los imbéciles que no se detienen a tiempo y quedan atravesados en las esquinas cuando cambia el semáforo.

Ya que hay miles de policías sin hacer nada, y una gran cantidad se concentra en diversas esquinas, tengo que ser YO el que les diga que «Los imbéciles que quedan atravesados en las esquinas son un problema. Adelántense a la situación deteniendo el tránsito unos 10 segundos antes, para que la calle quede libre, así en unos 5 años se convierte en una sana costumbre.»?

Y bueh, si nadie más se los dice, allá voy: Señores policías de tránsito del DF «Los imbéciles que quedan atravesados en las esquinas son un problema. Adelántense a la situación deteniendo el tránsito unos 10 segundos antes, para que la calle quede libre, así en unos 5 años se convierte en una sana costumbre.»

A solution for 80% of street transit problems in Mexico DF

Kill the jerks that don’t stop on time and get stuck in intersections after traffic lights change.

Seriously, with thousands of transit cops doing nothing, maybe we could put ‘em to good use and organize the mess that takes over mexican streets.

Día de Internet en México: reseña del evento

Estuve en el evento del Día de Internet en México, organizado por la Presidencia de México, la Asociación Mexicana de Internet, la Asociación de Bancos Mexicanos y otras entidades similares (más datos en el site del evento).

Ya opiné a priori sobre esto, y más o menos la predicción se cumplió. Eduardo Arcos es bastante más radical que yo en sus concluisones, y con razón.

Ante todo, quiero que quede claro esto: ME PARECE BIEN que se hagan estos eventos. Que «La Industria de Internet en México» se reúna, hable un poco y tome un par de cafés. Pero no me parece tan bueno el flagrante caso de autocontemplación umbilical que presencié esta mañana, y me jode bastante que piensen que están solos y no hay nada más allá de sus narices.

Por una parte, la «Industria» estaba representada por unas doscientas personas. De un mercado de 17-18 millones de participantes, esto ni siquiera cumple la (recientemente enunciada) norma del 1%.

Gobierno, banca, portales, universidades, lobby groups y se acabó la industria. Entre la «Audiencia»: empresas que hacen publicidad en línea, invitadas por agencias que les administran la inversión y son la teta que alimenta a los portales. Ni un emprendedor, ni hablar de innovadores.

Jocosamente, Adriana Peña de esmas.com se refirió a la fauna como «los dinosaurios de la industria». Risitas nerviosas aparte, tiene razón: no hay caras nuevas desde que los conocí hace un poco más de cuatro años. Los mismo nombres, los mismos mantras, las mismas caras. Y canas nuevas.

Voy a tratar de hacer una crítica más o menos sana. Sepan que esta es una opinión personal y si me pongo molesto con algo, es probablemente un caso de cosmovisión diferente.

El evento en general me pareció bastante aburrido. No por la notable ausencia de porristas y otras señoritas de vestuario revelador que hubieran amenizado una mañana medio fría y lluviosa, sino porque nadie se aflojó la corbata ni un milímetro.

Entre los organizadores estuvo la Presidencia, pero Fox no apareció, muchachos. Podrían haber relajado un poco el discurso. Cada uno de los tipos que escuché, comenzaban con «Honorable fulano, Señor subsecretarios de XXXX, estimado fulanito que me invitó, damas y caballeros congregados». Como si se abriera una sesión de debate en el congreso. Todo acartonado, tieso, formal de más. Faltaban las bolitas de naftalina para convertirse en una de las tertulias de té (tetulias?) del club de admiradoras de Anatoly Karpov.

Otra cuestión eran las presentaciones en sí. Nadie leyó Presentation Zen, Beyond bullets ni ninguno parecido. La mitad de los expositores usaron slideshows sobrecargados, con mucho texto, algunos bastante desordenados y con info que merecía profundización y debate, y terminaba distrayéndome, porque el discurso no paraba.

La OTRA mitad, fueron PEORES. Llegaron con su pila de papeles al podio, los tiraron sobre la laptop que estaba ahí (‘pa nada, parece), leyeron, leyeron, leyeron y leyeron, mientras disfrutábamos de varios planos de la misma cada en pantallas medio borrosas (E.A. tiene razón, estábamos al frente de una pantalla y resultaba imposible leer nada porque le pegaba un reflector más fuerte que el proyector).

Noooooo, no es estrictamente necesario desplegar el histrionismo de Steve Jobs. Pero señores, estamos hablando de Los Representantes de la Industria de Internet en México. Son los mejores, los más vocales, los más dedicados (pocos puestos son rentados, la mayoría -espero- trabajan en la AMIPCI por pasión, no?). Son los que hace 6 años eran visionarios, o trabajaban para uno. Y los que más desaprovechan el fabuloso entorno tecnológico al que tienen acceso. El reporte anual de la Asociación del Notariado Mexicano usa slideshows iguales a los que usa la Asociación Mexicana de Internet. Viejo, eso dice algo.

Más o menos esa es la impresión que me llevé del evento en sí. Y es lo único que me llevé, porque los handouts no tenían copias de las presentaciones de los expositores, sólo folletos.

El asunto es: no estuvo inherentemente mal. Cualquier evento puede tener un par de fallas de organización, pero si el organizador es la crema del mercado de crecimiento más explosivo, los innovadores más talentosos y toooooodas las bellezas que dicen de sí mismos, sepan que la exigencia va a ser alta.

O dejen de autoproclamarse «La Industria».

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Estas cositas nuevas que llaman blogs… ¿no serán peligrosos?

Leí con una mezcla de incredulidad y nostalgia la nota «Riesgos ocultos de los blogs» en B:Secure.

Nostalgia porque por un segundo pensé que volví a tener 23 años, mientras leía que «Voces expertas en comunicación y tecnología los ubican como un medio alterno con amplio potencial, que marcará el inicio de una revolución de contenidos…».

Incredulidad porque los entrevistados (Luis Javier Pérez Del Real, consultor senior de la división de Seguridad en IT de Scitum, Mauricio Angulo, Francisco Ramos, director general de Microasist, el abogado Joel Gómez Treviño, si faltan nombres, ¿me avisas?) no escriben en blogs (metodología de investigación: 50 primeros resultados de Google), ni parecen entender la situación más alla de su ámbito específico de facturación.

Cuando en el ’99 clientes y prospectos en Córdoba, Argentina me preguntaban si no «sería muy riesgoso» publicar un website, y pedían por favor que no se incluyeran modos de contacto adicionales al ubicuo form, porque «no quiero que un loco salido de quién sabe dónde me llame por teléfono», parecía razonable: los tipos no sabían nada.

Ya pasaron 7 años, chicos. Ya durmieron bastante.

Desde el punto de vista de la seguridad, publicar un blog es algo trivial. Habiendo tanto servicio hosteado (pregunten en Pixeletras 😉 ), no hay razón de abrir ningún hoyo en las instalaciones de la empresa: go hosted!

Desde el punto de vista del resguardo de la voz de la empresa: monitoreen el espacio, que para eso tienen un ejército. Si alguien entró porque un usuario tonto puso «password» como password, corrijan el desmadre, golpeen al fulano y edúquenlo para que no lo vuelva a hacer (los golpes forman parte de la amonestación, no de la educación, hagan como si el imbécil fuera un cachorro).

Desde el punto de vista del resguardo legal por los dichos en el blog: suck it up. Un blog debe ser visceral, no puede filtrarse mucho porque pierde su frescura y sentido. Si el blog va a formar parte de la estrategia de comunicación corporativa, pónganlo en manos de alguien responsable, por ejemplo el dueño o director general. Si no puede, no quiere o no tiene tiempo, es su problema. Si puede, el mensaje tendrá peso propio y si el tipo dice que la competencia apesta, tendrá otro significado que si lo dice un underling de Relaciones Públicas.

Lo peor: las recomendaciones del final. Comienzan diciendo que los usuarios deben tener un browser actualizado, antivirus y firewall. Al margen de ser un consejo relativamente sano, ¿qué diantres (oh my god, adoro esa expresión) tiene que ver esto con un blog?

Seguro los restantes puntos de la lista son similares estupideces. Dímelo tú, yo no me atreví a seguir leyendo.

Iezzi y Varone hacen Spam y lo hacen mal

(y al parecer están contentos con ello)

Ayer recibí un email de parte de un despacho jurídico, donde anunciaban un servicio de protección para flotas de camiones, o algo así (así de claro está el mensaje, by the way). Quien me conoce no me va a dejar mentir, yo soy el target perfecto para ofrecer ese tipo de servicios.

El mensaje cumple con TODOS los indicios para considerarlo Spam:

  • Jamás tuve relación con ellos. Jamás les dí mi dirección de email. La única fuente que tienen para obtener mi dirección de email es una newsletter donde aparecí el viernes.
  • Jamás les pedí información sobre sus servicios, ni demostré algún interés en recibir información en general. Nada en la información que apareció en la newsletter indicaría que yo puedo estar interesado en ellos.
  • Todo el contenido es una imagen gigante, no hay mensaje alternativo de texto.
  • El mensaje proviene de una dirección de correo que no existe, dependiente de un dominio que no está configurado en el server al que apunta.
  • Las direcciones donde responder e intentar eliminarse de esta nefasta lista de Spam no existen.
  • Et cetera

Entonces después de intentar infructuosamente seguir los caminos que los amigos de Iezzi y Varone me proponían para dejar de recibir sus mensajes, no me quedó más remedio que meterme en su site (me molesta MUCHO cuando un site tiene música de fondo que no se puede cortar, y mucho más cuando la música es espantosa).

Encontré la dirección de Varone, que tenía aspecto de ser un mejor target que info@losfulanos.com y le mandé esto:

Subject: REMOVER (según sus instrucciones)
Contenido: Por favor dejen de enviar SPAM a esta dirección

A lo que me responde:

Estimado Andrfes, muy buenas noches
Mas alla de tomar en consideracion tu pedido y removerte de nuestros envios de informacion, al pie de cada uno de ellos tenes la posibilidad de removerte solo de nuestro listado de contactos
Un cordial saludo

A lo que le respondo (ya caliente, claro):

No y no. Primero porque las direcciones que aparecen abajo en los email apuntan a iezzivarone.com.ar, y ese dominio no está configurado en un servidor que responda por él y, por ende, no recibe email. Segundo porque igual intenté, con cargo a mi paciencia, enviar un email a info@iezzivarone.com y tuve «usuario desconocido» como respuesta, con nulo resultado también.
Entonces, tuve que tomarme la molestia de meterme en su página (y tolerar una horrenda música de fondo mientras decidía dónde carajo ir), buscar una dirección de las que aparentemente Uds. usan para «vender» -la cual tendría más probabilidades de ser respondida- y por tercera vez pedir que me dejen de enviar spam.
Todo esto, por un mensaje que no pedí. Dejen de escanear las newsletters de Destéfano BIZ para mandar Spam. Es una práctica de mierda y resulta en disparos en el pie como este.
Gracias por eliminar mi dirección de sus listas. Trate de no seguir enviando spam a otros incautos. Armen un proyecto de newsletter y construyan una audiencia para su mensaje y van a tener resultados positivos. Pongan el proyecto en manos de alguien que sepa de comunicación y por favor quítenselo a la persona que lo hace ahora.
La próxima vez que reciba un email comercial no solicitado de su parte, les voy a mandar una factura por el asesoramiento y la pérdida de tiempo.

Y recibo:

Andres,
Te agradezco los consejos, pero por el momento estamos muy conformes no solo con nuestro esquema de trabajo sino tambien con nuestros asesores quienes nos han hecho crecer mucho con sus muy buenos consejos acerca de marketing y publicidad, por lo menos asi lo refieren varios de nuestros miles de receptores de la info que enviamos y la gran cantidad de trabajo que nos llega diariamente.
Tambien lamento que hayas tenido que visitar nuestra pagina, en lo particular la musica me resulta muy agradable ya que yo la elegi, pero por suerte no todos tenemos los mismos gustos, pero tambien alli clickeando en cualquier idioma en cuestion de segundos dejas de escucharla.
A las ordenes
Saludos

Y el otro socio, que hasta ahora no había aparecido, remata con:

Quien es este idiota?

Wooow, eso es una respuesta de alta dialéctica. Qué lo parió, no veo la hora de contratarte para algo.

Y además, estás seguro que los contactos son taaantos?

Yahoo! retardado?

Hoy intenté ver un blog (malísimo) en Yahoo! 360, y pasé un rato luchando con el sistema de login.

Resulta que si uno tiene cuenta en Yahoo! y el login ha expirado (pero las cookies aún viven en tu browser), uno no puede usar ningún servicio, ni ver páginas hasta loguearse correctamente.

Lo cómico/ridículo/estúpido, es que si soy un perfecto desconocido, puedo navegar libremente por todo el portal sin que me interrumpan.

Entonces, en mi berrinche tuve que indicarle al sistema que «esta no es mi Yahoo! ID», para que borre la cookie en particular que me molestaba, y pude navegar el blog de manera anónima.

Entiendo que a estos muchachos les conviene conocer cada vez más a sus usuarios: saber exactamente por dónde navega cada uno, qué servicios usan y cuánto tiempo pasan usándolos. Pero a veces ese celo por conocer, se convierte en una molestia para el usuario y los espantan, como a mí.

Una fórmula exitosa?

Mucho se ha hablado del exitoso modelo de negocios de Zara.

Para hacer un recuento desinformado:

  • Diseños relativamente «in»
  • Locales distribuídos en zonas estratégicamente seleccionadas
  • Producto fabricado en el rincón del mundo donde resulte más barato (o «eficiente», «competitivo», you-name-it)
  • Todo lo que se vende está al alcance de los compradores, para toquetear a gusto
  • Personal que «se ve bien»
  • Personal QUE NO VENDE

Esa es la imagen que recibo de Zara cada vez que voy.

Ayer me tocó dar una vuelta por allí porque Barbie quería comprar un par de regalos y de paso regalarme un sweater, y oootra vez me resultó una pobre experiencia de compra.

Zara Zona Rosa, México DF, domingo a las 4 de la tarde. Había unos 30 clientes en la tienda de 3 niveles, y 20 a 25 empleados conversando despreocupadamente.

Lo primero que me molestó fue que según parece una de las empleadas tenía una llamada en espera, y la llamaron por altavoces unas 20 veces, todas con creciente sentido de urgencia. Chicos: la fulana estará en el baño, o habrá salido, o tendrá cosas más importantes que hacer que atender la bendita llamada. No hay distancia mayor a 40 metros que recorrer dentro del local, así que si a los 5 minutos no apareció, no sigan insistiendo.

Pasé un buen rato levantando alternadamente dos pantalones iguales, de diferente color, sin que ninguno de los empleados que pululaban por la tienda se me acercara y mintiera «el oscuro va mejor con tu pelo». Más de una vez (ya en plena investigación científica) me acerqué a levantar una prenda justo al lado de uno de los empleados, para observar cómo huía despavorido evitando aparatosamente todo contacto visual.

Al final, yo soy un tipo que se las arregla solo, así que me encaminé al probador con 4 o 5 prendas para ver qué tal me quedaban. A la entrada, me para uno de estos personajes preguntándome cuántas prendas acarreaba. «Más de una», gruñí. Resultado: tuve que soportar estoicamente que un niño despeinado con no se qué pedazo de plástico en la boca a medio masticar, contara las prendas que me llevaba al probador. Probador que no está en Zimbabwe, sino en uno de los rincones de la tienda.

Al salir, otra vez la humillante experiencia de ser tratado como un ladrón a priori, antes de recibirme la contraseña que me habían entregado.

A esa altura ya estaba de muy mal humor, pero seguía sin encontrar el pantalón que quiero, así que cuando pedí que reemplazaran uno por un talle más pequeño (estaba feliz!), me encuentro con la desagradable sorpresa de tener que volver a vestirme completo, buscarme el puto pantalón y volver a meterme al probador. Obviamente cuando intentaron preguntarme qué llevaba, les ladré.

Barbie intentó matizar diciendo que ese control es porque se habrán producido robos en los probadores, gente que entraba con más prendas de las que llevaba cuando salía. No me parece argumento válido: si no dejaran a los clientes TAN solos, no tendrían el supuesto problema.

La cajera tardó eras en cobrarme, y como era de esperarse olvidó desactivar una de las alarmas de las prendas que ya eran de mi propiedad, cosa que hizo que el guardia de seguridad se riera cuando antes de salir estiré el brazo y puse la bolsa entre los sensores, seguro de que haría sonar la alarma.

En resumen, creo que me estoy poniendo viejo. Cuando voy a gastar $-un sueldo de empleado de comercio- en ropa, espero que el personal de la tienda me preste un poco de atención. Aunque sea, que intenten venderme algo extra («te traigo una corbata que va bien con esa camisa» ). Que si estoy en pelotas en el probador, me traigan un par de prendas para seguir probando (comprando, get it?).

Esta gente vende mucho en todas (o casi) sus tiendas, pero quisiera saber si analizaron cuánto más venderían si trataran (no bien, simplemente trataran) a sus clientes. O es que contratar mejor personal o entrenar al existente cuesta más que la ganancia incremental que tendrían?

Quizás Zara no es para mí. Quizás sea necesario otro mindset para enfrentarse al modelo comercial de estas luminarias del marketing made in Indochina. Pero sea como sea, ya que estoy de humor para gastar, por qué demonios me lo hacen TAN difícil?

Hotel Averno

El sábado pasado tuve una near-death experience tratando de ir a visitar a unos amigos que pasarían una noche en el hotel Fiesta Inn de Boulevard Puerto Aéreo en México DF. Venían de Córdoba, Argentina hacia Tulum, y les convenía dormir un rato en ese hotel antes de pescar su vuelo de conexión.

A veces, cuando me ilumino, soy un tipo previsor. Cuando salí de casa (agotado después de un día de mudanza -aclaración para ir estableciendo precedentes), averigüé el número del hotel y llamé para verificar que mis amigos hubieran llegado. No se habían registrado todavía, pero yo ya estaba en camino, así que le pregunto a la robótica, pero amable telefonista si me podía dar indicaciones para llegar hasta el hotel usando la principal vía de acceso al Aeropuerto de la Ciudad de México.

Para mi absoluta sorpresa, me tuvo que transferir con otra persona para que me indicara cómo llegar. No sabe cómo llegar a su lugar de trabajo?

Al hablar con quien me transfirió, me dio indicaciones vagas, pero que asumí suficientes. El hotel está sobre el lado contrario que uno (y media ciudad) usa para llegar al aeropuerto, y hay que pasarse del acceso al aeropuerto, salirse a la lateral y dar vuelta en «U».

Imposible.

Seguí las instrucciones al pie de la letra, y quienes conozcan México DF estarán conmigo, terminé manejando 20 minutos sin tener manera de volver sobre mis huellas para acercarme al hotel. Pedazo de hijo de puta. El tipo se llama Litwin, Ludwig o algo por el estilo

Algunas entre las grandes avenidas en México tienen vías de metro-subterráneo-ferrocarril urbano en medio, lo que hace prácticamente imposible cruzarlas, salvo en ubicaciones selectas, vía puentes o túneles. Esto también sirve para descomprimir el tránsito, ya que con menos bocacalles se puede avanzar de manera más fluida, pero es una cagada si no es exactamente donde uno debe estar.

Este fue exactamente el caso. Circulé por siiiglos junto a las vías del metro hasta que pude pasar por debajo y volver a donde trataba de llegar.

Para no errarle, y con la esperanza de hacerle el trabajo más fácil al imbécil que me atendió el teléfono, una vez que volví a la avenida que te lleva al aeropuerto, fui derecho a la puerta principal y volví a llamar al hotel: «Estoy en la puerta de llegadas nacionales del puto aeropuerto, cómo carajo llego al puto hotel? Estoy exactamente frente a la puta puerta, del lado apropiado para alejarme del aeropuerto, justo mirando el punto en que la avenida se divide en 3 y al medio lleva a ‘Viaducto/Zaragoza’. Para dónde acelero?».

-«Perdón, tengo que transferirlo.» Hija de mil putas, quién te lleva al trabajo, Scotty en el teletransportador? Otra vez Litwin, Ludwig o como mierda se llame: «Vaya por el medio y la calle lo deja frente al hotel.» Y yo: «Sí, el hotel se ve desde la avenida, pero me parece que está a la mitad del puente al que me voy a subir.» Y Litwin: «Sí, pero la calle lo deja bien. Ya hablé con Ud. antes, no?»

Listo, ya con todo el mapa ordenado, arranco otra vez, agarro el medio de la avenida, me subo a uno de los tentáculos del puente y me pego a la derecha, dispuesto a escaparme en la primera salida, y lo hice.

La primera salida te deja exactamente después del hotel. La única calle que se puede tomar pasa por el costado de varios galpones y estructuras industriales, que se ven cada vez más oscuras mientras uno avanza. Toda calle que parece permitir llegar al hotel por detrás, es en sentido contrario, y nos vamos adentrando en el Bronx, como en la fatídica escena de «La hoguera de las vanidades».

Después de mucha vuelta, reductores de velocidad diseñados para partir el chassis de lo que se les enfrente, paisajes desolados, mezcla de Mad Max, Somalía en guerra y malas películas clase B, llegué al hotel.

Ahí empezó la segunda parte de la vergonzosa experiencia. Uno entra al hotel y nadie se da cuenta. La gente de la recepción hace severos esfuerzos para no establecer contacto visual con quienes se acercan al mostrador y sólo reaccionan ante un estentóreo saludo que ya desarrollé a fuerza de apuros.

Mis amigos no se habían registrado aún, probablemente su vuelo estaría atrasado, o algo por el estilo. Mirando alrededor descubro un espacio sugestivamente etiquetado «Lobby Bar» y allí voy con Barbie a relajarme un poco y reponerme del brutal cansancio que tenía a esa hora (alrededor de las 11:00 pm).

Barbie tenía frío. Sí, en el hotel del infierno, tenía frío. Tuvimos que hacer un poco de acrobacia para lograr que la mesera de turno se diera cuenta que estábamos sentados a 3 metros de donde ella estaba. Y que éramos los únicos imbéciles sentados ahí. Y que no éramos transparentes. Queremos una carta. Carta no, las comidas se sirven en el restaurant. Y una carta de bebidas? Tampoco, tenemos lo standard: brandy, ron, whisky, vodka, etc. OK, queremos café. No, café no, eso es de restaurant. «Esto es un bar, no servimos café». Ojalá mueras lenta y dolorosamente.

A esa altura yo quería huír. Que los amigos se caguen. Que disfruten Tulum y me manden postales. Pero no, Barbie quería verlos y teníamos que hacer tiempo.

Vamos para el restaurant. Buffet o a la carta? A la carta (por Dios, que alguien me atienda un poco!). Spaghetti a la bolognesa y al burro, y aparte me antojé con unos tacos de pollo. Agua mineral de un lado, Coca Light del otro. A los 5 minutos, vuelve la mesera: «No tenemos más tortillas de maíz, los tacos de pollo pueden venir con tortillas de harina de trigo?» Sospecho que deben quedar como la merde, pero bueno, que vengan como puedan.

Otros 5 minutos: «Ahora sí que le voy a quedar mal. No tenemos spaghetti.» Alguien puede creerlo?

Pedí la cuenta y salí corriendo de ese lugar madito. Me fui a una taquería y comí como un descosido.

A la 1:00 AM del domingo estaba en cama, con la panza llena y el secreto deseo de enterarme en las noticias de la mañana que un meteorito había borrado al hotel del mapa.

Mis amigos no pudieron viajar, y nos mandaron mail el sábado a la mañana. Con la mudanza no nos enteramos y con el cansancio tampoco pensábamos claro.

Aprendizajes:

  1. Los mexicanos se quejan de tener mala imagen en el exterior. México DF es una ciudad hermosa, pero si a los viajeros de paso les muestran los alrededores del hotel, la imagen que se llevan es un asco.
  2. Los mexicanos se quejan de tener mala imagen en el exterior. México DF es una ciudad hermosa, pero si por casualidad te toca alojarte en ese hotel de mierda, te arruinan el viaje.
  3. Si eres un amigo, y pasas unas pocas horas en México y yo me estoy cambiando de casa justo ese día, por favor no insistas en verme. No vale la pena el esfuerzo.
  4. Si eres un amigo, y no me preguntaste nada, ni leíste esto y tu agente de viajes te consigue habitación en el Fiesta Inn del Aeropuerto, incendia su casa y desuella a sus hijos.
  5. Si eres empleado del hotel, abre tus ojos en el trayecto al trabajo. Pequeñas cosas como esa pueden mejorar la imagen de la empresa donde trabajas, y, comparándote con los retardados de tus compañeros, hasta podrías tener un ascenso.
  6. Aún mejor: si eres empleado del hotel, y aún estás en condiciones de leer esto y contar hasta 10 sin ayuda, renuncia antes que sea demasiado tarde.