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Cuando ví el video de «Dear Mr. President» de Pink, tuve una epifanía: en la democracia perfecta, azulblanquiroja, se puede hacer todo, se puede decir cualquier cosa.
Mientras que en otros países hay que cuidar lo que uno dice para no terminar con zapatos de cemento, Michael Moore & friends pueden mearse en la foto de Bush, Pink puede llamarlo mentiroso, Jon Stewart puede reírse de sus capacidades diferentes y no pasa nada.
Esa fue mi epifanía: NO PASA NADA!
La ilusión de apertura y libertades que ofrece la gran nación yankee es sólo eso: una ilusión. Para el gran esquema de operación de USA, estas válvulas de escape son hasta necesarias.
No importa que medio planeta (remember SorryEverybody.com?) se haya cansado de putear a Bush, nada cambia. Cuantos cuestionaron las decisiones de Alan Greenspan, van a seguir cuestionando las de Bernake y no pasa nada. El euro se lustra las botas con el dólar y no vuela una mosca.
Será ese el secreto? Argentina digirió 5 presidentes en un par de meses y todavía quedan algunos trasnochados que dicen «ese es el poder de la democracia, lo sacamos cagando al hijo de puta de De la Rúa», en la fila para depositar currículums de alguna agencia de empleos.