Selma y el Che Guevara

Mi amiga Selma vivió en París del ’66 al ’68, mientras estudiaba en la Sorbona.

Una noche, su amiga Luisa le dijo: «Ven a dormir a mi casa, necesito tu departamento para hacerle un favor a un amigo».

En aquellos años revoltosos en París, un pedido como ese era más que normal, así que no había más que acceder.

En teoría no debía hacerlo, pero se quedó un rato más de lo pactado. Al llegar el amigo misterioso, le entregó las llaves con un simple saludo y partió.

-Era el Che Guevara -cuenta. Tenía el pelo corto y estaba sin barba. Era MUY buen mozo -asegura, con un súbito brillo en sus ojos cansados.

-Luego lo encontré en algunas reuniones. Todos se detenían a escucharlo.

Eso pasa cuando alguien tiene grandes historias para contar: todos alrededor de la mesa estábamos en silencio.

Selma and Che Guevara

My friend Selma lived in Paris from ’66 to ’68, while studying at Le Sorbonne University.

One night, her friend Luisa told her: «Come sleep at my place, I’ll need your apartment to help a friend of mine».

Those years were time for revolt and trouble in Paris, so requests like that were commonplace at the time. She gladly said yes.

Selma wasn’t supposed to, but she stayed until she met the stranger. Just a short greeting, handed him the keys and left.

«He was ‘el Che Guevara’.» she says, «He had a short haircut, and no beard. VERY handsome.» Her tired eyes lit for a second.

«I met him again after that at a couple of reunions our friends hosted. Everyone stopped whatever they were saying to hear him.»

That’s what happens when someone has wonderful stories to tell: all of us at the table were completely silent.

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