Jugando en/con Twitter

Acabo de meterme en Twitter, culpa de la insoportable, irracional, exasperante, cerebrosecante insistencia de E. Arcos, y hasta ahora me gusta. Hay algo con lo que hice click, pero no estoy seguro si pudo expresarlo claro: es como IRC, pero sin necesidad de responder.

Uno puede balbucear todo lo que se le ocurra: qué haces, qué piensas, qué estás comiendo. Otras generaciones llamaban «bloguear» a esta actividad umbilico-contemplativa, y a la página donde se muestran los updates de tu grupete de amigos, la llamaban «lector de feeds».

Es ideal para esos mini-micro ratos en que uno no puede hacer nada, por ejemplo cuando sincronizas la Palm o mientras mandas un mail pesado, o cuando esperas que los videos de 1938 Media se cansen de «buffering».

Mi perfil en Twitter.

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Paleo-Internet

Llevo unos 11-12 años dando vueltas por Internet. El 4 de julio de 1997 abrí mi primera cuenta de Hotmail, cuando todavía Bill Gates pensaba que no era negocio. Todavía vive, generalmente poblada del spam más abyecto.

De aquellas épocas, recuerdo las incursiones por el servidor Gardel, que contenía -para mí- «todo lo argentino en internet».

Lean la FAQ, especialmente los que creen que ADSL es la única manera de conectarse. Es un paseo por la historia de la historia. El directorio de TODOS los nodos argentinos «pesaba» menos de 100Kb. Qué lindos recuerdos…

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Cafeína para escuchar

Encontré en Anabubula información sobre cómo afectar el funcionamiento del cerebro a través de impulsos cíclicos.

Resulta que a través de ciertos impulsos, como ondas de audio o luz, se despierta una reacción cerebral conocida como (traducción inexacta) «Respuesta de Seguimiento de Frecuencia». El cerebro acomoda su ritmo al ritmo que le presentan los sonidos o las imágenes que recibe.

Conociendo la frecuencia rítmica de los estados cerebrales, es posible inducirlos intencionalmente a través de sonidos cuidadosamente preparados.

Estos son los estados y sus frecuencias:

  • Delta: entre 0.5 y 4 Hz, está asociado con el sueño profundo
  • Theta: entre 4 y 8 Hz, está asociado al adormilamiento y la primera etapa del sueño
  • Alfa: entre 8 y 14 Hz, el cerebro está despierto, pero relajado. Primera hora luego de despertarse
  • Beta: entre 14 y 30 Hz, períodos de alta actividad, foco en tareas y acciones. Cerebro alerta

Si a través de música o imágenes se altera la frecuencia de los impulsos eléctricos del cerebro, es posible programarse para realizar diversas tareas, para las cuales hay diferentes estados óptimos.

Para relajarse y bajar el ritmo, facilitando el sueño, es posible llevar la frecuencia hacia Delta, facilitando un sueño profundo. De lo contrario, para iniciar el día en estado alerta, es posible minimizar el estado Alfa, pasando directamente a Beta cuanto antes.

Para lograr una efectiva meditación, el estado recomendado es Alfa, mientras que para facilitar el aprendizaje, los mejores resultados se obtienen en Theta, y esta es la teoría que sustenta las infinidad de cintas «para escuchar dormido» que se venden por ahí.

Para probar, acá hay un par de archivos:

15 Minutos de relax

20 Minutos de aceleración (ergo «cafeína para escuchar»)

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Primicia: WiMax en México para este año

Hablando con uno de los impulsores de esta tecnología, me contó que para el último trimestre de 2007 estará disponible en México la tecnología inalámbrica WiMax, que permite disponer de cobertura inalámbrica de alta velocidad a decenas de kilómetros de distancia de las correspondientes antenas.

Durante el primer trimestre de 2008, el servicio «ampliará su disponibilidad», según esta fuente a la que me olvidé de preguntar si podía nombrarlo.

Sólo espero que la señal llegue hasta Valle de Bravo, donde pienso pasar varios fines de semana este año, aprendiendo a navegar.

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Foneras para Córdoba

Update: ya tengo las dos foneras en mis garras!

Cordobeses: tengo una fonera ya confirmada y E. Arcos me prometió otra (pero está por viajar, así que se puede complicar el delivery).

La cuestión es que una o dos foneras van a llegar a Córdoba, Argentina el 20 de diciembre.

Si hay bloggers cordobeses interesados en recibir una, pasen la voz y manden un trackback a este post.

Propongan mecanismos para sortearlas, a ver si consigo una idea mejor que meter papelitos en un vaso, llenarlo con fernet y adjudicar la fonera al papelito que flote más arriba.

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Adiós, page views, adiós

Steve Rubel habla de la próxima «jubilación» de las page views como medida de (e)valuación de la web.

Page views? Una «página» (que ya es una metáfora medio gastada, yo prefiero algo similar a «pantalla») de un website está compuesta por múltiples archivos diferentes: la estructura general del documento -títulos, contenido, orden de presentación, etc.- se define en un archivo, las imágenes son archivos independientes -los íconos junto al link de Comentarios, el comic de Gapingvoid en la columna a la derecha de este texto, etc.-, y además hay otros archivos que participan en el conjunto de la estética y funciones de una «página».

Entonces, cuando en la terminología del marketing en internet alguien habla de «page views», se refiere a cuántas veces uno de estos conjuntos que opera como página fue visto. Tú que estás leyendo esto, acabas de convertirte en una «page view» en mis estadísticas (lo lamento, te convertiste en un número). Si das click en algún link de este site (por ejemplo en «Datos» en el menú del encabezado), las estadísticas van a contabilizar ooooootra page view.

El conjunto de 2 page views que acabas de producir, se traduce burdamente como una «visita», que indica que una computadora (y esto es casi casi casi equivalente a una persona) ha llegado a este website y «visto» dos de sus páginas.

Esa ha sido la manera de evaluar el atractivo de los websites por los últimos 12 años, más o menos. Si un site cuenta con muchas visitas, es más atractivo para un anunciante que uno desierto. Si esas visitas se traducen en un número mayor de page views, entre dos websites con igual cantidad de visitas, el más atractivo (o caro) es el que cuente más page views, que se asimilan a «impactos» publicitarios (cuántas comillas soy capaz de usar en un rato?).

Ahora el desafío se presenta con la adopción de tecnologías que contradicen esta metáfora de páginas y vistas sucesivas. Con AJAX, por ejemplo, uno aparentemente se mantiene en la misma página, mientras que el contenido se renueva a través de scripts y funciones que reemplazan lo que el usuario ve, sin que se contabilicen nuevas páginas vistas. Usando Flash, la mayoría de las interacciones ocurren dentro del Flash, sin recargar la página y sin contabilizar views.

Es necesario establecer nuevos parámetros de medición, ya que también hay que tener en cuenta el cambio de comportamiento de los usuarios/visitantes de un website: cada vez es más importante la interacción, dejando comentarios o editando información y preferencias, que la permanencia pasiva como mero espectador.

Uno de los grandes desafíos es llegar a otro standard de medición que sea uniforme para casi todos los websites. Hasta recién yo iba a proponer pensar en «eventos» más que en «visualizaciones», como medida de la inteacción de una persona con un website, principalmente porque es una métrica que ya está disponible en la mayoría de las herramientas estadísticas en el mercado (Google Analytics, por ejemplo, lo hace fácil), pero es muy difícil que esa medición de resultados comparables: el evento de recargar la pantalla de un webmail para ver si llegó correo nuevo es diferente del evento de cargar una pantalla de información extra sobre un tema en un diario online.

Qué nos queda? La duración de la visita es una medida que hoy se falsea con los browsers que implementan pestañas, en este momento tengo 6 pestañas de mi browser abiertas desde hace unas 4 horas que no he visto ni una vez. Creo que sólo quedan los visitantes.

Ahora, una aclaración importante. Todo este embrollo de definiciones y contabilidad trata de poner un valor a la audiencia de un sitio para que los anunciantes pongan banners, sordos e indiscriminados. Como el anuncio de radio o TV, su segmentación es secundaria e imprecisa y se vende por paquetes donde lo que importa es «cuánta gente lo ve».

Cuando el anuncio proviene de un sistema de publicidad contextual, como Google AdWords o Yahoo! Publisher Network, el anuncio (idealmente) se ajusta al contenido de la pantalla o página que el usuario ve, y se costea por click y no por volumen de views.

De esta manera, no me importa cuánto tráfico tenga el website X, sino que cuando alguien en ese site vea un artículo sobre autos, quiero que le aparezca mi anuncio de seguros y le den click, para ver mi oferta completa. Eso tiene un valor intrínseco que es mucho más fácil de aproximar que el «costo por mil impresiones de un banner de X tamaño en la sección de finanzas del diario X». Además, es más justo tanto para el publicista como para el responsable del website, ya que pagándose por click, estrategias fraudulentas que incrementen el tráfico de un sitio no tienen (no tendrían) efecto en el resultado final: una persona que da click en un anuncio para averiguar más tiene un valor relativamente cierto o determinable.

Cuánto demorará la industria en dar con una nueva unidad de medida? Se aferrarán a los modelos preestablecidos, para no salir de la zona de confort?

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Te preguntabas cuándo? Llegó el momento

Llegó el momento de viajar sin tu laptop.

Diego Lafuente dice que le aterra mandar en la bodega su cámara o computadora, ya que el historial de robos y desaprensión de los empleados de las aerolíneas y aeropuertos es legendario.

Hace unos meses hablábamos con Eduardo Arcos de las aplicaciones y websites que te permiten almacenar tu información en línea, y accederlas desde cualquier computador conectado a internet.

A partir del atentado fallido en Londres, las medidas de seguridad implementadas en un gran número de aeropuertos hacen que viajar con todos tus gadgets se convierta en una odisea impensable.

Mi mochila carga(ba): laptop y cargador, LifeDrive, teclado y cargador, cámara (la regalé, estoy buscando otra), conectores y cables varios, unos cuantos CDs y DVDs, memorias portátiles, auriculares, pipa y tabaco (ya no llevo el encendedor, porque los aduaneros yankees te lo roban).

Ahora hay que suscribirse a un buen webmail, un procesador de textos, planilla de cálculo, generador de presentaciones y 3 o 4 essentials más, y viajar más liviano.

Me imagino que las acciones de RealVNC estarán subiendo por estos días.

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Deja de probarte ropa que no vas a comprar

Dos grandes del marketing y los negocios se juntan y seguro salen cosas buenas. Guy Kawasaki le hace 10 preguntas a Seth Godin.

De la entrevista rescato una joya:

«Question: Why don’t you check your Technorati ranking?
Answer: Because the data won’t change my actions. Getting data for no good reason just drives you crazy […]»

Cuando leí esto, tuve la sensación de estar frente a una revelación. Siempre favorecí la acumulación de información, si no con un fin específico, «por si las moscas». Ahora todo podría cambiar.

Tengo alrededor de 10 Gb de email acumulados desde 1997. Guardo backups (incrementales y duplicados) de las últimas 16 computadoras que usé en los últimos 9 años. Si alguien me preguntara cuántas veces volví a buscar un archivo/email del año anterior o de hace 5 años, la respuesta sería la misma: N-E-V-E-R.

No te pierdas el resto de la entrevista, yo tengo que ir a vaciar un par de cajas.

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Día de Internet en México: reseña del evento

Estuve en el evento del Día de Internet en México, organizado por la Presidencia de México, la Asociación Mexicana de Internet, la Asociación de Bancos Mexicanos y otras entidades similares (más datos en el site del evento).

Ya opiné a priori sobre esto, y más o menos la predicción se cumplió. Eduardo Arcos es bastante más radical que yo en sus concluisones, y con razón.

Ante todo, quiero que quede claro esto: ME PARECE BIEN que se hagan estos eventos. Que «La Industria de Internet en México» se reúna, hable un poco y tome un par de cafés. Pero no me parece tan bueno el flagrante caso de autocontemplación umbilical que presencié esta mañana, y me jode bastante que piensen que están solos y no hay nada más allá de sus narices.

Por una parte, la «Industria» estaba representada por unas doscientas personas. De un mercado de 17-18 millones de participantes, esto ni siquiera cumple la (recientemente enunciada) norma del 1%.

Gobierno, banca, portales, universidades, lobby groups y se acabó la industria. Entre la «Audiencia»: empresas que hacen publicidad en línea, invitadas por agencias que les administran la inversión y son la teta que alimenta a los portales. Ni un emprendedor, ni hablar de innovadores.

Jocosamente, Adriana Peña de esmas.com se refirió a la fauna como «los dinosaurios de la industria». Risitas nerviosas aparte, tiene razón: no hay caras nuevas desde que los conocí hace un poco más de cuatro años. Los mismo nombres, los mismos mantras, las mismas caras. Y canas nuevas.

Voy a tratar de hacer una crítica más o menos sana. Sepan que esta es una opinión personal y si me pongo molesto con algo, es probablemente un caso de cosmovisión diferente.

El evento en general me pareció bastante aburrido. No por la notable ausencia de porristas y otras señoritas de vestuario revelador que hubieran amenizado una mañana medio fría y lluviosa, sino porque nadie se aflojó la corbata ni un milímetro.

Entre los organizadores estuvo la Presidencia, pero Fox no apareció, muchachos. Podrían haber relajado un poco el discurso. Cada uno de los tipos que escuché, comenzaban con «Honorable fulano, Señor subsecretarios de XXXX, estimado fulanito que me invitó, damas y caballeros congregados». Como si se abriera una sesión de debate en el congreso. Todo acartonado, tieso, formal de más. Faltaban las bolitas de naftalina para convertirse en una de las tertulias de té (tetulias?) del club de admiradoras de Anatoly Karpov.

Otra cuestión eran las presentaciones en sí. Nadie leyó Presentation Zen, Beyond bullets ni ninguno parecido. La mitad de los expositores usaron slideshows sobrecargados, con mucho texto, algunos bastante desordenados y con info que merecía profundización y debate, y terminaba distrayéndome, porque el discurso no paraba.

La OTRA mitad, fueron PEORES. Llegaron con su pila de papeles al podio, los tiraron sobre la laptop que estaba ahí (‘pa nada, parece), leyeron, leyeron, leyeron y leyeron, mientras disfrutábamos de varios planos de la misma cada en pantallas medio borrosas (E.A. tiene razón, estábamos al frente de una pantalla y resultaba imposible leer nada porque le pegaba un reflector más fuerte que el proyector).

Noooooo, no es estrictamente necesario desplegar el histrionismo de Steve Jobs. Pero señores, estamos hablando de Los Representantes de la Industria de Internet en México. Son los mejores, los más vocales, los más dedicados (pocos puestos son rentados, la mayoría -espero- trabajan en la AMIPCI por pasión, no?). Son los que hace 6 años eran visionarios, o trabajaban para uno. Y los que más desaprovechan el fabuloso entorno tecnológico al que tienen acceso. El reporte anual de la Asociación del Notariado Mexicano usa slideshows iguales a los que usa la Asociación Mexicana de Internet. Viejo, eso dice algo.

Más o menos esa es la impresión que me llevé del evento en sí. Y es lo único que me llevé, porque los handouts no tenían copias de las presentaciones de los expositores, sólo folletos.

El asunto es: no estuvo inherentemente mal. Cualquier evento puede tener un par de fallas de organización, pero si el organizador es la crema del mercado de crecimiento más explosivo, los innovadores más talentosos y toooooodas las bellezas que dicen de sí mismos, sepan que la exigencia va a ser alta.

O dejen de autoproclamarse «La Industria».

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¿No lo podrías pedir mejor?

Un amigo me dijo una vez: «se consigue mucho más chupando que mordiendo». Creo que tiene razón.

Hoy mientras paseaba por Evolution me encontré con un anuncio de Google que me interesó. Le dí click, hice una transacción en el site de destino (me suscribí a una newsletter) y al final me encontré con una invitación de Google para calificar mi experiencia con el site.

Una escala de bueno, promedio, malo, un espacio para ampliar la info y un campo para dejar un email para followup por parte de Google. Puse mi calificación, hit a enviar, y me encuentro con un mensaje «de error» que dice «Da una explicación de tu calificación». Y me enojé.

Google Rate Advertiser

Ya les dí info. Ya califiqué al puto advertiser. Todo para que Google pueda hacer mejor las cosas y ganar un par de monedas más. ¿No cumplí ya? ¿Por qué exigirme MÁS información? ¿Por qué (en el lenguaje, color, estilo y oportunidad de su mensaje) me dicen que descartaron la información y que mientras no ponga más, la que les dí no sirve?

Hubiera sido mucho mejor un «Gracias por calificar a nuestro cliente. Realmente nos gustaría que agregues un comentario, acá está el campo, por si cambiaste de opinión.».

¿Tan difícil es mostrarse un poco más amistoso?

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Estas cositas nuevas que llaman blogs… ¿no serán peligrosos?

Leí con una mezcla de incredulidad y nostalgia la nota «Riesgos ocultos de los blogs» en B:Secure.

Nostalgia porque por un segundo pensé que volví a tener 23 años, mientras leía que «Voces expertas en comunicación y tecnología los ubican como un medio alterno con amplio potencial, que marcará el inicio de una revolución de contenidos…».

Incredulidad porque los entrevistados (Luis Javier Pérez Del Real, consultor senior de la división de Seguridad en IT de Scitum, Mauricio Angulo, Francisco Ramos, director general de Microasist, el abogado Joel Gómez Treviño, si faltan nombres, ¿me avisas?) no escriben en blogs (metodología de investigación: 50 primeros resultados de Google), ni parecen entender la situación más alla de su ámbito específico de facturación.

Cuando en el ’99 clientes y prospectos en Córdoba, Argentina me preguntaban si no «sería muy riesgoso» publicar un website, y pedían por favor que no se incluyeran modos de contacto adicionales al ubicuo form, porque «no quiero que un loco salido de quién sabe dónde me llame por teléfono», parecía razonable: los tipos no sabían nada.

Ya pasaron 7 años, chicos. Ya durmieron bastante.

Desde el punto de vista de la seguridad, publicar un blog es algo trivial. Habiendo tanto servicio hosteado (pregunten en Pixeletras 😉 ), no hay razón de abrir ningún hoyo en las instalaciones de la empresa: go hosted!

Desde el punto de vista del resguardo de la voz de la empresa: monitoreen el espacio, que para eso tienen un ejército. Si alguien entró porque un usuario tonto puso «password» como password, corrijan el desmadre, golpeen al fulano y edúquenlo para que no lo vuelva a hacer (los golpes forman parte de la amonestación, no de la educación, hagan como si el imbécil fuera un cachorro).

Desde el punto de vista del resguardo legal por los dichos en el blog: suck it up. Un blog debe ser visceral, no puede filtrarse mucho porque pierde su frescura y sentido. Si el blog va a formar parte de la estrategia de comunicación corporativa, pónganlo en manos de alguien responsable, por ejemplo el dueño o director general. Si no puede, no quiere o no tiene tiempo, es su problema. Si puede, el mensaje tendrá peso propio y si el tipo dice que la competencia apesta, tendrá otro significado que si lo dice un underling de Relaciones Públicas.

Lo peor: las recomendaciones del final. Comienzan diciendo que los usuarios deben tener un browser actualizado, antivirus y firewall. Al margen de ser un consejo relativamente sano, ¿qué diantres (oh my god, adoro esa expresión) tiene que ver esto con un blog?

Seguro los restantes puntos de la lista son similares estupideces. Dímelo tú, yo no me atreví a seguir leyendo.

¿Qué le falta a Google?

Esto surge por un comentario que puse en lo de Gancé, y simplemente quiero reclamar la patente algún día 😛

¿Cuánto falta para que Google anuncie que desarrolló tecnología que le permite insertar publicidad (AdSense o lo que sea) en los attachments de GMail?

Imaginen esto: después del susto que se dieron con la apertura de Analytics, dicen: «Tenemos que repensar nuestro consumo de ancho de banda, no puede ser que tooodo GMail esté enviando archivos taaan grandes. A partir de ahora, pueden enviar archivos de hasta 20-30 Mb sin problemas, pero si quieren mandar archivos mayores, GMail gentilmente lo hace, a cambio de insertar AdSense en los archivos».

Si Google hiciera algo similar, digerirían a DropLoad como lo hicieron con Mint, cosa que desde hace un tiempo ya no escandaliza a nadie.

Llámenme loco, yo no creo que estemos TAN lejos.