Diez equipos, un dream team y una generación ausente

Cerró el primer (espero!) ciclo de Genera y para mí, el balance es 100% positivo.

Esto es un resumen de múltiples conversaciones que he tenido a lo largo de estos meses siguiendo el desarrollo del proyecto.

Quedé sorprendido por la notable conciencia social de los jóvenes emprendedores que participaron. En un México plagado de récords en industrias extractivas, alimentos y bebidas de nulo valor nutricional, cuasi-monopolios de servicios básicos y otras perlas de la actividad corporativa, es refrescante saber que hay una nueva generación que piensa en productos y servicios con impacto positivo en la calidad de vida de la población.

Esto me lleva a algo que dije en mi entrevista con ManagemenTV. Estos jóvenes no tienen ningún referente en el país. No hay modelos a seguir en el empresariado mexicano actual, lo que hace cada vez más apremiante desarrollar la próxima generación de emprendedores exitosos, para sirvan de ejemplo.

Entre los Slim, Servitje, Zambrano, Azcárraga y estos recientes graduados universitarios, México se ha saltado una generación de emprendedores, que hoy deberían estar entre los 35 y 50 años, con empresas en expansión internacional, con presencia fuerte en los medios y en la cosmovisión de los estudiantes entusiastas. Espero que las «30 promesas en los 30» de Expansión se pueble cada vez más de emprendedores y menos empleados corporativos (que tienen su mérito, pero su impacto -en mi perspectiva- es menor).

Me gustaría ver 33 Generas corriendo en simultáneo, uno por cada estado, impulsando 10 nuevos proyectos cada vez, aprovechando la experiencia de «nosotros los viejos» y poniéndole energía a la visión de chicos hambrientos de cambio.

Al equipo de Pase Usted, mis felicitaciones. Combinaron su gusto por organizar cosas grandes con la apuesta de meterse en un proceso largo y demandante, por amor al arte. Sospecho que el balance económico de todo esto habrá sido positivo en papel, pero creo que más allá de las finanzas, la dedicación evidente de todo el equipo vale muchos ceros más.

Cuenten conmigo para cuantas veces quieran repetirlo.

Politiquería 0 – Mundo pensante 1

El viernes pasado fue el acto de cierre de Genera, un proyecto que durante 10 semanas incubó a 10 emprendimientos tecnológicos mexicanos de excelente nivel, que ese viernes tuvieron oportunidad de presentarse formalmente frente a inversores potenciales, recibiendo merecidos aplausos y críticas.

El evento en general brilló, las presentaciones fueron muy buenas, con sorpresas incluso para mí, que participé en el proceso de incubación y conocía a los equipos.

Dicho eso, los dos esbirros que mandó el Gobierno del Distrito Federal (ellos pusieron los fondos para el proceso de incubación) a participar en el evento dieron vergüenza:

  • El representante de la comisión del Bicentenario, Bi100, que durante su discurso de apertura dedicó dos tercios del tiempo a dejar bien claro que «él no iba a hablar del derroche manifiesto que perpetra el gobierno federal en las festividades del Bicentenario, ni iba a mencionar la contratación escandalosa de un australiano para deslumbrar a los mexicanos, etc, etc, etc».
    Burdo. No estaba hablando frente a una sarta de acarreados.
    Su función en el evento era ensalzar a los jóvenes soñadores y proactivos que estaban ahí para mostrar que hay otro México, lejos de las riñas partidistas (btw, vivir donde el gob. federal concentra la pirotecnia te permite ahorrar un poco, pero el Bicentenario se considera «obra pública», verdad? Alimenta muchas bocas y bolsillos, sospecho).
    ¿O acaso el dinero destinado a Genera no fue para promover la cultura emprendedora, sino el equivalente a la compra de una página en un diario? Un espacio rentado para bajar línea, frente a cualquiera, a cualquier costo.
    Por mí, quédense con plata y mensaje, no son necesarios para mostrar que sí hay un México distinto. Frente a los proyectos de Genera, no es necesario hacer esas payasadas para generar contraste.
  • Otra luminaria: el perrito entrenado que mandaron de la Secretaría de Medio Ambiente.
    Profiriendo joyas como «En México hay agua, no hay riesgo de que falte, cualquier cosa que digan en contrario es mentira» o «Quizás a la gente no le importa si no tienen agua», el tipo demostró las peores consecuencias del embrutecimiento que conlleva pasar de la esfera profesional a la política.
    Por el aspecto, es un niño bien, probablemente educado en altas escuelas. No parece animal de mitin, repartidor de despensas, pero actúa como uno. Debe pensar que repetir a ciegas el mensaje que le mandaron repetir cuenta como parte de su trabajo.
    Quizás la Secretaría de Medio Ambiente cree que los proyectos para ahorrar agua corriente o recolectar agua de lluvia son superfluos en una ciudad que se ahoga en verano y se muere de sed en invierno.
    Es más, me gustaría saber qué estudios/evidencias tiene la dichosa Secretaría para afirmar, en boca de su vergonzoso exponente, que a la gente no le importa que falte agua en su casa. ¿Será por eso que no hay agua corriente para todos en México DF?

Triste destino del politiquero cuando está fuera de su elemento. Todo ese discurso sordo y onanista no resuena en el mundo pensante.

Emprendedores, ¡despierten (temprano)!

Esta es una columna que publicó el diario El Universal el 4 de abril pasado.

Es urgente comenzar a inculcar espíritu y actitud emprendedora en nuestros estudiantes, para mejorar el perfil económico de México de cara al futuro.

“Es nuestro deber honrar a los arquitectos de nuestra prosperidad, a los grandes capitanes de la industria que han construido nuestras fábricas y ferrocarriles; a los fuertes que perseveran para generar riquezas con sus mentes y sus brazos. Porque es grande la deuda que nuestra nación tiene con quienes son como ellos”. Theodore Roosevelt.

Nótese cómo Roosevelt no se refirió a una profesión en particular, o a los consabidos servidores públicos que todos aprendemos a venerar en primaria: habla de “capitanes de la industria”, categoría reservada a emprendedores como JP Morgan, John D. Rockefeller, Andrew Carnegie, Andrew R. Mellon, quienes revolucionaron las industrias donde actuaron y dieron forma a la economía global como se conoció en el siglo XX.

Los grandes empresarios, los pioneros, los innovadores, los arriesgados, son quienes pasan a formar parte de la historia. Quienes construyen obras perdurables, piensan más allá de sí mismos y ven con claridad un futuro que resulta incierto para la mayoría, son los nuevos héroes y ejemplos a seguir que nuestros estudiantes se empeñan en ignorar.

Frente a 120 alumnos de los últimos años de carreras de marketing, publicidad y diseño gráfico en una universidad al sur de la ciudad de México, lancé una de las preguntas habituales cuando doy una charla sobre emprendimiento: ¿Cuántos de ustedes trabajan ya?

Con cuatro manos levantadas, la contestación a “¿y quién ya fundó una empresa?” tuvo una respuesta triste como evidente.

Este es solamente un botón de muestra que pone en evidencia una condición que el ecosistema universitario (privado, en particular) parece desconocer: los estudiantes universitarios mexicanos no tienen ningún interés en desarrollarse laboralmente mientras estudian, situación cómoda y pueril que cuenta con la complicidad tanto de padres como de la “industria” educativa.

Y de ahí a pensar en fundar un negocio parece haber otro universo de distancia.

Formo parte del Consejo de Pase Usted Genera, una iniciativa que seleccionará e impulsará a jóvenes emprendedores con 10 proyectos tecnológicos que mejoren la vida urbana en México, a través de un proceso de evaluación para asignarles fondos, recursos y tutores que brinden asesoría a estos proyectos hasta dar forma al negocio.

Me encantaría ver que las solicitudes nos desborden y el proceso se nos salga de las manos, pero mi experiencia me dice que no ocurrirá tal cosa.

Mientras que en EU el culto al emprendedor es evidente, al sur de la frontera se observa con suspicacia al que por sus propios medios y enarbolando sus ideales, cambió la realidad que le tocó vivir. Bill Gates (Microsoft), Steve Jobs (Apple), Mark Zuckerberg (Facebook), Larry Page y Sergei Brin (Google), Matt Mullenweg (WordPress -Automattic), todos ellos dirigían empresas reconocidas y contaban con importantes fortunas personales alrededor de los 25 años. Aquí nuestros “capitanes de la industria” rondan los 70 y apostamos sobre el año de su retiro.

Es crucial dar un golpe de timón cuanto antes y comenzar a impulsar a los jóvenes para que adopten el credo emprendedor y comiencen a desarrollar empresas nuevas.

Es necesario un cambio educativo, con agendas de clases que permitan a los estudiantes trabajar mientras desarrollan su carrera, para ampliar sus perspectivas y socializar con un grupo más diverso. Un estudiante que reconoce el valor de su propio tiempo, no lo desperdicia y es un mejor alumno. Un profesor dará mejores clases si es cuestionado por alumnos capaces de opinar con fundamento sobre un tema, en vez de recitar la currícula ante un aula de zombis.

Los padres, por candidez —supongo— creen que trabajar es una “carga” que es mejor “evitarles” a sus “niños” para que no se distraigan en el estudio. Ya que ellos han logrado ahorrar para pagar por la carrera, no es necesario someter al retoño al “sacrificio”. Cambiar esa actitud es esencial para que se reconozca el valor del esfuerzo personal, en vez de incitar a esquivarlo. Trabajar forma el carácter y fomenta la independencia. Los solterones de 35 que viven con mamá no suelen ser grandes revolucionarios.

Al gobierno, se le agradecerán apoyos para empresas en formación, como los de los programas Prosoft y Promedia. Hay que entender los emprendimientos tecnológicos como motores del desarrollo y reconocer su impacto en la economía nacional.

No abogo en pro del emprendimiento relacionado a la tecnología por ser mi ámbito favorito. Ampliemos un poco la definición: me refiero a emprendimientos que tengan base en ideas nuevas, patentables, exportables, franquiciables, escalables, generadores de empleo; donde la tecnología existente (o futura) se aproveche para hacer un mejor negocio. Como contraste: ningún Roosevelt del futuro va a rendir honores a los fotógrafos de bodas, ni a productores de jabón de nopal.

Es necesario despertar los emprendedores escondidos entre nuestros estudiantes.

Si fuera posible, ayer.