Y en América Latina parece estar igual. Esta es mi respuesta a la pregunta de Jonathan Álvarez. Ahora, a tratar de explicarme.
Cuando Eduardo me avisó de sus negras intenciones -preguntarme cosas con intención de publicarlas es al menos irresponsable-, me puse a investigar un poco para no quedar totalmente descolgado. Ahí tenemos la primera pista: no tenía NADA fresco en la cabeza para comentar, ergo nada en los últimos tiempos me impresionó como para recordarlo sin ayuda.
Para poner un poco de precisión: hablé de la «Web2.0», ese monstruo mítico que, sin que le pregunten, se convirtió en la única perspectiva admisible bajo la que se pueden evaluar iniciativas de entretenimiento o negocios en la red. No pasa mucho en México alrededor de la Web2.0, y la frase clave de esa conversación -para mí, al menos- fue: «Nadie está proponiendo nuevas formas de usar la red desde México».
ICQ fue una nueva forma de usar la red, que nació en Israel, Twitter es otra, directo desde USA. Seesmic tiene perfume francés y Twixtr viene de España. Esas 4 empresas / sites / servicios usan la red de una manera innovadora, proponen nuevas cosas que hacer con el mouse, el celular o la webcam. Si miramos a Latinoamérica, no encuentro algo similar que se haya originado acá (por supuesto, acepto sugerencias).
La premisa sería: hagamos algo realmente distinto, que resuelva un problema con gracia y simpleza, o tomemos algún viejo bastión de la red y replanteemos o extendamos su función.
Ahora, de la amplia lista que Jonathan da como sostén de su visión «optimista» sobre el estado de la web en México, no encuentro ningún ejemplo que no huela a medio o «industria». Ahí es donde creo que yace la diferencia de opinión.
En esencia la enumeración de Jonathan no es mala, pero se me antoja tristemente incompleta: no hay usuarios por ningún lado. No hay un ejemplo en esa lista que trate al restante 99.99% de los habitantes de la red como participantes en vez de «audiencia» (pasiva y hasta irrelevante a veces).
Yo creo estar al medio de la cuestión: por un lado creo en el enorme potencial de Internet como espacio de expresión, vivo encantado por el universo de posibilidades que cada nueva herramienta abre a los participantes. Me encanta la idea de poder ser parte de un mundo más amplio y tener acceso a aprender de gente que antes era inaccesible.
Por otra parte, soy parte de la «industria» de la publicidad y mi trabajo diario es ayudar a empresas a conectarse con una audiencia o mercado a través de los medios o acciones más idóneos en cada caso. Cosas que a veces parecen antagónicas, también me dan una visión que puede ayudarme a entender un poco más el entorno.
Veamos qué encuentro en la lista de Jonathan:
– Mobile Marketing Association: J pone en el mismo párrafo a Coca Cola, Havas Media, Mobile Dreams Factory y KTC. Grandes anunciantes, agencias de medios y agencias de maketing especializado se juntan y deciden cuál es y qué necesita «el mercado». Razonable, si ponen los fondos, lo mínimo que pueden pedir es que el mercado sea como ellos quieren.
– Interactive Advertising Bureau: Microsoft, Google, Yahoo, CNNExpansión, El Economista, e-volution, Resultics, Activamente, Fábrica Interactiva, hasta contar 46 socios. El IAB dice «nuestro primer objetivo es aumentar la inversión de la publicidad y el marketing en medios digitales». Claro, agrupando a los receptores de esa inversión (portales y medios) y a los productores de piezas (agencias interactivas), el objetivo es loable. Incluso para mí, que parte de mis ingresos se originan en campañas en medios digitales.
– Google en México: los 23 (otros dicen 25) millones de personas que usan Internet en México representan un grupo mayor que la población total de 26 países latinoamericanos, con la excepción de Brasil, Argentina, Perú, Colombia y Venezuela. No pondrías una sucursal de tu empresa de Internet acá?
Llegando a la sección de Iniciativas Web de la nota de JA, es donde pongo mis esperanzas. Las mejores cosas que han ocurrido en la red son la materialización de las ideas de unos trasnochados y un poco de suerte. Yang y Filo, Page y Brin, los 4 locos de Mirabilis, @Ev y @Biz, todos tomaron una idea y la empujaron hasta que el mundo (a veces más mundo, a veces menos) las descubrió y adoptó.
Acá es donde aparecen los usuarios / participantes. Creo que hay más potencial en preguntar «qué te interesa hacer?» que en declarar «este es el formato de banner standard y se lo vamos a mostrar a toooodo el mundo».
Fred Wilson, un capitalista de riesgo bastante reconocido, dijo que su proyecto favorito para invertir es «uno en el que chicos de 22 años están haciendo algo que les gustaría usar». Esto es importante. A finales de los ’90, todo iba hacia «portales» y «marketplaces». La «industria» decía que había que armar portales que acumularan tooooodo el contenido posible, con chats, foros, postales, horóscopos y whatnot. Otra industria iba hacia la creación de mercados relativamente transparentes, las automotrices se juntaban en gigantescos pool de compras, Techint lanzaba Exiros y AOL se acostaba con Time (perdón por soltar la sigla sin avisar).
Ahora parece que los proyectos que más tracción (y fondos) consiguen, son los que permiten a individuos expresarse o conectarse, ya sea en o personal o lo profesional. Hoy florecen Twitter, Friendfeed, LinkedIn, Facebook, Sonico y amigos.
Si de esto se puede generalizar un poco, son Coca Cola, Google y Havas Media los drivers de la innovación? Creo que no. Son una parte del ecosistema, poniendo plata, intermediando tráfico e intermediando campañas, respectivamente. Los que viven un problema y se ponen a resolverlo en medio de un ataque de insomnio suelen ser los que innovan.
El que los grupos «de industria» aparezcan es saludable, porque indican que el mercado/entorno tiene la suficiente madurez como para ser interesante y que sea rentable tratar de torcerlo un poco. El asunto para mí es que no representan la totalidad de la ecuación. Equiparar la existencia del IAB o la AMIPCI (perdón por la sigla otra vez) a «grandes cosas por venir» es miope.
La web en México está mal porque con tanta gente, tanta plata y tanta organización, no está innovando lo suficiente, ni siquiera para su mercado «interno». Mucho menos para el mercado global. Las iniciativas como Dixo, IsopixelOne, Poderato y Diremex son interesantes y perfectamente válidas como emprendimiento, pero no anuncian -creo- ninguna revolución.
Es difícil apuntar en la dirección correcta. México tiene algunas cuestiones extra que resolver, como la baja performance del sistema educativo, antes de convertirse en un generador de pensamiento y proyectos en el ámbito digital. Octavio Islas solo no puede ser el motor de la «cibercultura» mexicana, y me encantaría que en su web publicara más pensamiento que anuncios de eventos y cursos, pero por supuesto estando así de solo no le alcanza el tiempo.
Un ejemplo de un paso en la dirección correcta es el proyecto de ley que impulsa León F. Sánchez. Poner el texto del proyecto de ley sobre un wiki es desafiante y cándido al mismo tiempo. Me pregunto si los abogados de Televisa, Telmex, Microsoft y Google agregaron algún párrafo o quitaron algo del proyecto? Sospecho que no, que simplemente lo ignoran porque probablemente no los favorezca y porque el presupuesto para cenas y golf con legisladores ya está aprobado y está mejor alineado con sus intereses.
Si mágicamente aparecen los innovadores, y florecen iniciativas simpáticas, con buena aceptación del público y potencial de crecimiento, cuál es el lugar de las empresas «grandes» en este escenario? Deberían mantenerse al margen o hay lugar para participar?
Hoy la Web2.0 se convirtió en un espacio de expresión y socialización, donde los participantes se mueven entre pares, borrando fronteras y divisiones de status. El primer paso que le recomendaría tomar a una empresa es entrar como usuario, para «poner la oreja en las vías» y enterarse qué le interesa a su audiencia. Zappos y JetBlue hacen eso en Twitter, con gente dedicada a descifrar qué se dice de ellos y resolver cualquier problema que encuentren. La respuesta es arrolladoramente positiva.
Una vez que se establece un diálogo inteligente, los pasos siguientes se hacen evidentes. Para algunas empresas, la continuación es ofrecer a sus fans un espacio de conversación, un grupo en Facebook, un club online. Para otras, publicar su propio medio en vez de poner plata en intermediarios.
Una vez allí, agruparse y hacer lobby es opcional.