Cuando uno pasa mucho tiempo inmerso en algo, esto se convierte en una segunda naturaleza de la que es difícil deshacerse cuando hablas con alguien «de afuera».
Así los nativos digitales ponemos los ojos en blanco y resoplamos cuando tenemos que explicar -por décima vez- qué es Twitter (y para ser más odiosos lo pronunciamos chuirer, correcto pero snob). Si tienes que explicar muchas veces la misma cosa, el problema es de la cosa, no del interlocutor.
Esto se repite desde los inicios de la humanidad. Cada tribu usa sus términos propios para distanciarse y reconocerse entre la masa. Los abogados usan latinazgos, los contadores numerazgos y los arquitectos… algo deben hacer.
El problema es cuando la tribu QUIERE comunicarse con la masa, usando sus términos propios. Cuando el fulano de marketing de una marca le habla a sus consumidores diciendo «los consumidores podrán controlar…». Ahí se rompe cualquier vínculo de comunicación, porque la masa y la tribu no tienen terreno común en ese lenguaje y no hay traducciones «aceptables» preestablecidas.
Mi favorito personal? Cuando me ofrecen contenidos para mi celular. Really? Contenidos? No sería mucho más atractivo que me ofrezcan juegos, ringtones y wallpapers de chicas en pelotas? Porque contenidos no me dice mucho. Jamás agarré la tarjeta de crédito y corrí a una tienda a comprar contenidos.
El que contenidos sea el término interno habitual para referirse a los juegos, ringtones y wallpapers de chicas en pelotas que la empresa ofrece, no quiere decir que sea la manera más efectiva para decírmelo. Porque yo nunca llego al café y le cuento a mis amigos «miren qué buenos contenidos compré hoy».
Otra que me (des)encanta es experiencia. Usa esta pasta dental y vive la experiencia… Crap. Otro término de uso interno que jamás debería ver la luz del día. Los estudios de comportamiento del consumidor dicen «hombres de alto nivel socioeconómico de 18 a 22 años ansían vivir experiencias extremas». Entonces vamos a ofrecerles experiencias en vez de invitarlos a saltar en paracaídas.
Nota no-tan-mental para la tribu del marketing (que me incluye): no le hables a tu público de la misma forma que le hablas a tu cliente. Son 2 faunas completamente diferentes, ESPECIALMENTE en el idioma.
Muy buen articulo estimado amigo! Me siento plenamente identificado con la ardua tarea de intentar que los clientes comuniquen cosas simples que logren apego emocional con la marca en pocas palabras y con mucha relevancia. En un mundo sobre comunicado el poder de lo simple es la clave del exito.
Espectacular el rediseño del blog!
Abrazo.
Me gustó el post sobre Chrome…
Te dejo un link sobre Twitter: http://internalcomms.com.ar/twitter-como-un-telegrama/
Interesante, este post ejemplifica algo que me pasó hace algunos días y no he podido escribir. ¿Conoces o has escuchado de AGEL? en resumido: producto innovador y revolucionario para mejorar la salud física y mental. En fin, me la querían vender para mi negocio y de paso les hiciera publicidad(de gratis).
«Todo iba bien» hasta que la vendedora utilizó la frase: «Me gustaría que vinieras a una de nuestras reuniones, estos días estará en México NUESTRO LIDER»
Me sonó a secta y ahora no contesto ni los correos; palabras equivocadas dan mensajes equivocados. 🙂
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