Esta semana se vivió en México un fenómeno sin precedentes en su historia: miles de personas usaron Twitter y otras redes sociales para congregarse alrededor de una protesta generalizada contra el plan presupuestario enviado por el presidente Felipe Calderón al Congreso.
Este es un vistazo a muchísimas aristas interesantes que pude encontrar mientras seguía febrilmente el proceso.
Preámbulo
Nací en Córdoba, Argentina. Vivo en México hace casi 8 años.
En este tiempo he formado parte de múltiples empresas y actividades, produciendo bienes y servicios, empleando personal y consumiendo bienes y servicios.
Estoy esperando que se cumplan plazos legales para pedir la naturalización/ciudadanía mexicana. Hace años que México es mi hogar y mi lugar en el mundo. Jamás envié remesas al exterior, al margen de algunos regalos y he insistido en que mi familia y amigos argentinos vengan a visitar MI CASA.
Más allá del discurso de los detractores previsibles que SIEMPRE van a tener un «Argies go home» a la mano, estoy tan «tejido» en el entramado social y económico del país como cualquier otro.
Con esa licencia, opino.
Algo de contexto, algo de historia
La primera vez que tuve conciencia de las supuestas ventajas de vivir en un país petrolero (que, curiosamente, tiene precios de gasolina como si no lo fuera), fue en el 2003 o 2004, cuando los precios mundiales del petróleo comenzaban a escalar sin control aparente.
Por esos días, escuché en la radio que se estaba preparando la Ley de Ingresos (una de las «mitades» del presupuesto nacional), con base en un valor -conservador- estimado del barril de petróleo de U$27, mientras que la cotización internacional superaba los U$55.
Mi primera reacción fue de fascinación. ¡Qué gente inteligente, qué sistema civilizado, que subestimaba sus ingresos y construía una fondo de reservas para momentos complicados! Sumando a eso que el IVA en México es de 15% mientras que en Argentina está por el 21% (y casi sin exenciones), ¡viva el oro negro!
Aparentemente el único fascinado era yo, ya que los organismos internacionales de crédito y las calificadoras de riesgo de deuda soberana llevan años pidiéndole a México que se despegue del petróleo.
Y después de mucho rezarle al santo equivocado, entre 2008 y 2009 se acabó el dulce. El precio del petróleo se desplomó con todo éxito, dejando a los cerebros de finanzas del Estado como Tarzán llamando a sus amigos: en pelotas y a los gritos.
Si las calificadoras internacionales bajan el grado de los certificados de deuda de México, se desequilibran muchos componentes de las finanzas nacionales. Se pone caro endeudarse, un recurso que se usó cuando la epidemia de influenza pegó con toda su fuerza y se tomaron créditos «blandos» (ergo, baratos) que no serían accesibles con una mala nota por parte de Fitch y sus amigos.
Pausa para la queja obligatoria: Fitch y sus parientes (especialmente sus madres) son uno de los actores instrumentales en la crisis financiera global que se vive. Ellos calificaron como «excelentes» títulos de crédito que hoy no sirven como papel de baño, y repitieron el «errorcito» un trillón de veces. Se merecen hacer una cata de los servicios de mutilación genital de Angola, pero lamentablemente seguimos inmersos en un sistema que toma sus inexcusables calificaciones como referencia para operar.
Pausa terminada, ahora la solución: el mensaje general que recibió el gobierno federal fue de destetarse del petróleo y ampliar la base de contribuyentes, para tener un sistema/entorno de recaudación más equilibrado y menos expuesto a las fluctuaciones del precio del petróleo, que hoy anda como menopáusico.
Escucharon bien? Parece que no
El gen latinoamericano pegó con toda su fuerza en el equipo presidencial y se pasaron algunos matices de la recomendación por el Arco del Triunfo.
¿Qué es el gen LatAmH1N1? El que sistemáticamente ataca a todo político local y le impide actuar como estadista. El que convenció al equipo económico mexicano de que su misión no era crean una estructura fiscal sólida con bases filosóficas claras y equidad contributiva, sino que el asunto era recaudar, porque con el bajón del petróleo se nos pusieron pesados los pañales.
Entonces en vez de buscar recaudar MEJOR, se fueron por la tangente fácil y rápida, cual alumno burro que copia en un examen.
Las decisiones que tomaron, a grandes rasgos, fueron:
- Levantar a 26.5% el impuesto a la cerveza
- Agregar $0.40 a cada paquete de cigarrillos
- Levantar 2% la tasa máxima de Impuesto Sobre la Renta, y bajar los mínimos imponibles
- Subir el IVA del 15% al 16%
- Cobrar un 3% de impuesto a las telecomunicaciones
Nota: la propuesta original del Ejecutivo era peor y los diputados la lavaron un poco. Los puntos de arriba son los puntos «bendecidos» por la Cámara Baja.
Resumen: vamos a levantar plata donde sea fácil y donde ya estemos haciéndolo. ¡Vive la Regresion!
Incluso los dictámenes internos de la cámara de Diputados -esos documentos que justifican sumas pagadas en concepto de asesores que cortan la respiración- evaluaban favorablemente el que existan pocas empresas de telefonía, lo que facilitaría enormemente la fiscalización. Recordemos que en México hay dos grandes cerveceras, dos grandes tabacaleras y cambiarle el porcentaje al IVA es trivial.
Primera hipótesis alarmista
Se tomaron medidas regresivas que NO responden a la recomendación original. Consecuencias: el gobierno federal pierde los pocos puntos de confianza y apoyo popular que le quedan y las calificadoras van a bajar la nota a los bonos soberanos.
De dos males, el peor.
Rebelión en el zoológico
Cuando se conoce la propuesta de Ley de Ingresos que manda el Ejecutivo a la Cámara de Diputados, se desató una ola de rechazo entre los usuarios de Internet, centrándose en la propuesta de impuesto a las telecomunicaciones, traduciéndola como un «impuesto a internet«.
Twitter se convirtió en un chat masivo durante 2 días donde los usuarios activos mexicanos usaron la etiqueta #InternetNecesario para identificar sus mensajes. Alejandro Pisanty, decano de la red en México fue motor, eje y bandera del fenómeno (para no llamarlo «movimiento»), agregando y difundiendo estudios e información, proponiendo temas de discusión y no durmiendo nada.
Tengo que reconocer algo: en un país en el que la población general transmite una sensación desconcertante de apatía política -quizás gracias a 70 años de «no necesitar pensar» porque el PRI paternalista decidía y solucionaba todo-, el ruido que se armó superó mis expectativas.
El último conteo de usuarios mexicanos de Twitter da como resultado unos 31,000, y la última estadística de cuentas activas marca un 25% en promedio en toda la red. El conteo de mensajes con la etiqueta #InternetNecesario da como resultado 68,000 mensajes enviados por 11,000 usuarios, indicando que TODOS los mexicanos activos en Twitter se sumaron al fenómeno.
Los que dieron el sí
Mientras Twitter hervía, los diputados pasaban sin mayor sorpresa los puntos polémicos de la Ley de Ingresos. Un grupo de ridículos intentó copar la tribuna y acallar con gritos de «No más impuestos» las presentaciones de los proponentes y las respuestas a cuestionamientos (esos sí se hacían con silencio de la tribuna, previsiblemente).
El PRD y sus amigos gritaban en contra, el PAN gobernante y el PRI devenido en (casi?) primera fuerza política pasaban las votaciones con promedio de 430 a favor versus 50 en contra.
¿Por qué dar el sí a tal colección de burradas? Los niños del PAN, porque así les ordenaron desde «arriba», entonces se olvidaron de sus representados «allá abajo». Los lobos del PRI, porque van a ser gobierno en 2 años, y sería una verdadera estupidez recibir la invitación a la fiesta y no tener qué ponerse para disfrutarla.
Una discusión desbalanceada
El ruiderío en Twitter me puso a pensar en varios temas paralelos. Me puse un poco punk en partes y creo que mis opiniones jodieron un poco, pero la idea general cuajó.
- Impuesto a las Telecomunicaciones versus Impuesto a Internet: al inicio de la discusión, cuando los mensajes estaban bastante desarticulados, el rechazo a este impuesto sonaba a «me quieren prohibir el acceso a la pornografía!» hasta que A. Pisanty dirigió un poco la conversación y surgieron estudios con números y proyecciones.
- Impuesto a las Telecomunicaciones versus IVA: me puse muy punk cuando NADIE mencionaba el impacto regresivo de un aumento en el IVA sobre el ingreso de 70 millones de mexicanos. Para mí es MUCHO más grave, y sentí una miopía fuerte -explicable- en Twitter.
- Revolucionarios de sofá: la noche anterior a este lío, MillerCoors y otros lanzaron una campaña alrededor de la etiqueta #BeatCancer, donando un centavo de dólar por cada tweet que incluyera la etiqueta.
Mucha gente se limitó a reenviar tweets con #beatcancer pegado varias veces en el mensaje, y cuando comenzaron a hacer lo mismo con #InternetNecesario, se me ocurrió que aplicaba el principio de acción-reacción: si TODA tu protesta social es un retweet, nadie te prestará atención. Darío Vasconcelos dijo: Un gobierno que sabe que los reclamos los hacen 10,000 nerds desde su teclado, es un gobierno traquilo. - En algún momento hablé de la necesidad de hacer más, de no quedarse sólo en Twitter, a lo que un jovenzuelo respondió con «eso! hagamos más! armemos un wiki con las votaciones de los diputados para que se sepa quién está a favor o en contra!».
Le respondí diciendo que «más» no era tendiente a «seamos más nerds» sino que más significaba salir a la calle, incendiar autos, cortar calles, resistir el pago de impuestos, cancelar cuentas de acceso a Internet. Más es hacer cosas visibles y tangibles, con efectos socio-económicos tangibles y claros.
El interlocutor sensible sabrá diferenciar cuándo una incitación a quemar autos es usada para agregar efecto a un dicho. - Entonces surgió la propuesta de reunirse y plantarles cara a los senadores, que aplaudí. Pisanty en la reunión dijo «hay que ponerles cara a las @» y eso representa exactamente el espíritu de mi queja anterior.
Se coordinaron esfuerzos -y acá creo que León F. Sánchez fue instrumental para conseguir la reunión por su relación previa con el senador Castellón-, se juntaron en el Centro y tuvieron una reunión de 2 horas con 3 senadores que escucharon y dialogaron con muy buena predisposición. - Antes y después de la reunión, se pudo asistir al patético show de algunos punteros y operadores pro-PRD que trataban de traducir lo que estaba pasando como una cuestión favorable a su partido.
- El Presidente del Senado Carlos Navarrete terminó la reunión estrenando cuenta en Twitter. Se conectó con 8 periodistas, ninguno de los cuales estuvo en la reunión. Un botón de muestra del desequilibrio en la percepción de los unos y los otros.
Ya nos reunimos, ¿y ahora qué?
Durante la reunión, los senadores expresaron un enfático rechazo a la propuesta de Ley de Ingresos. Yo preguntaba a qué partido pertenecían y se confirmó la sospecha. Los tres senadores presentes en la reunión pertenecían a PRD, PT y/o Convergencia, los mismos partidos que estuvieron todo el tiempo en contra de la propuesta de ley, con diputados tomando tribunas y secuestrando el diálogo.
De la serie de comentarios y propuestas que se presentaron a los senadores, ellos se quedaron con una frase/muletilla que resume el tono del reclamo: Impulsar, no tasar. Un fin loable, pero demasiado lento para la emergencia de caja que tiene el gobierno federal.
Suponiendo que todo sale como el delirio febril del twittero más radical: los senadores compran un alma y declaran que todo lo propuesto por el Ejecutivo es inservible. ¿Qué sigue? Nuevas propuestas de impuestos, nuevos estudios de factibilidad, nuevos honorarios de asesores, nuevas discusiones partidistas, nuevo round en Diputados. Misma urgencia por tapar déficit de caja. Misma base de contribuyentes.
Activismo en primera persona
El logro no es pequeño. Veinte ciudadanos autoconvocados y sin aducir representación de nada ni de nadie se sentaron 2 horas con 3 senadores, incluído el Presidente del Senado. Escarnio al que diga que es poco.
Pero fueron veinte de los 11,000 que se interesaron por la cuestión. O veinte de los 6,000 que más o menos se puede calcular que viven en México DF. O veinte de los 500 que podrían haberse tomado el rato en una mañana hábil y acercarse al centro.
No es poco, pero se necesita más. Mientras escribo esto, Ricardo Zamora está organizando «algo» que van a anunciar a las 8PM y según los anuncios permitirá a cualquier ciudadano expresarse en un ámbito donde -supongo- los políticos podrán verlo.
Yo dije «Estamos en Twitter para jugar. Hay una vida allá afuera. El tipo de los tanques en Tiannanmen no tenía Twitter» y lo sigo afirmando. Uno se informa a través de Twitter, y actúa en el mundo tangible. Hablando con los vecinos. Imprimiendo y pegando un mensaje en la puerta de su edificio, proponiendo tratar el tema en la escuela con algún profesor buena onda. Informándose más y mejor.
Todos necesitamos ese activismo. No se trata de tirar piedras ni convertirse en talibán politizado. Se trata de hacerse responsable por la porción de realidad que nos toca vivir. No es creíble que te quejes de tu realidad de mierda si no mueves un pelo para cambiarla. Cualquiera creería que te gusta.
En primera persona del plural
Hay que organizarse. Es notable y aplaudible que tres ocupados senadores se hayan tomado un tiempo para reunirse con ciudadanos preocupados, pero no es económico para ninguna de las partes. La política es un juego de números y quienes tienen más voz son los que representan a más gente.
En vista de que la AMIPCI es un lobby masturbatorio y el/la IAB sólo se preocupa por cuántos ceros tiene tu presupuesto publicitario, habría que organizar un grupo de acción que represente a los internautas (o a los usuarios de servicios de telecomunicaciones, para ser incluyentes).
Es caminar por hielo muy fino, arriba pura transparencia y abajo el lodo pseudo-sindical. Pero creo que valdría la pena el experimento.
No sólo de visitas al Senado vive el Hombre
Sino también de la satisfacción de hacer realidad lo que pregona.
Al principio de la maratón de #InternetNecesario, cuando ME parecía que la preocupación primaria era el propio bolsillo de los quejosos, me resultaba chocante que se enarbolara la bandera del desarrollo económico y la caída de barreras culturales que presupone el acceso a Internet, cuando lo que -aparentemente- molestaba en el fondo eran los MX$ 15 que había que pagar de nuevos impuestos por mes.
Por supuesto las ramificaciones son mucho más importantes que eso, como lo expuso Alejandro Pisanty en el Senado: el 3% del costo anual de telecomunicaciones de una universidad promedio equivale a 200 computadoras, el parque total de equipos de una escuela; mientras que el 3% del costo mensual de teléfono de un plomero implica hacer 2 llamadas más y quizás ganar 2 clientes nuevos. Ninguna de las dos despreciable, en realidad.
Una de las ideas disparadas al aire durante esas sesiones de twitteo febril fue la de abrir los accesos inalámbricos de nuestras casas, para que otros puedan acceder gratis a la red. Martín Varsavsky construyó un negocio gigantesco alrededor de esa idea con Fon, y en México posibilitaría abrir el juego al menos en entornos urbanos. Me parece una muy buena propuesta, una reacción sensible y clara de rechazo a la imposición sin faltar al pago. Habría que revisar los potenciales riesgos legales a los que nos podríamos exponer, pero ilustra excepcionalmente el tipo de razonamientos que circularon por «nuestra» red.
Mi idea es: compro dos, regalo uno. Al estilo de las OLPC y las alpargatas TOMS, yo pagaría con gusto el acceso a internet de una familia de bajos recursos, para poner mi granito de arena casero en el desarrollo del país.
Si el acceso a la red es TAN crucial como motor de desarrollo económico, sería completamente incoherente quien eligiera pagar 3 MokaLatteChinos de plástico por mes en vez de ofrecerle las llaves del mundo a dos niños de primaria que de otra manera no lo verían.
Es sólo un propuesta, y me encantaría que agarre vuelo, pero creo que no me interesaría que venga algún ente gubernamental a impulsarla, porque las acciones del gobierno no pueden asentarse en la buena voluntad de los gobernados. Me gustaría escuchar ideas, conectar con gente (ejem, Arturo Elías) y ver si es posible instrumentar un programa más o menos así:
- Establecer un registro de candidatos para recibir acceso a la red, o trabajar con ONGs que estén en el campo y puedan presentarnos casos.
- Establecer un registro de «padrinos» que estén dispuestos a cubrir una cierta cantidad de accesos.
- Trabajar con ISPs para: encontrar la mejor solución a las cuestiones administrativas, facturación, etc.; armar planes que favorezcan a los apadrinados; compartir/subsidiar el costo impositivo.
- Reclutar nuevos padrinos, favorecer a más familias.
- Llevar un reporte de actividad, sentir que el mundo es un lugar mejor.
Yo ya tengo una serie de gastos bienintencionados cada mes, y no me importaría agregarle este. Creo que el acceso a internet es de importancia estratégica para la educación y la cultura, y no debería estar fuera del alcance de nadie.
Conclusiones apresuradas
Quizás el ruido alrededor del Impuesto Especial a la Producción y Servicios (IEPS es le nombre «oficial» del impuesto a las telecomunicaciones) termine resultando ocioso en lo referente a la Ley de Ingresos porque hay varios factores en juego:
- El servicio de telefonía tiene tarifas reguladas y les resultaría difícil pasar el impuesto a los consumidores (esto es lo que comentan los analistas de Bolsa).
- Las telefónicas podrían ampararse y congelar el cobro del impuesto, yendo en contra de la intención original del Ejecutivo de hacerse con cash velozmente.
- Este es el único impuesto progresivo en un paquete fuertemente recesivo. Si hay presión de organismos internacionales y calificadoras, van a dar marcha atrás con todo el paquete.
Juro que quiero creer que cualquier cambio o corrección se deba en una moleculésima parte a lo que pasó en la red. Creo que todavía no pasa. No en México, no aún en Latinoamérica. Al margen de lo que QUIERA creer, un cachetazo del FMI duele mucho más que unos cuantos locos gritando indignados. Al final, habrá una Ley de Ingresos para 2009-2010 y sus estipulaciones seguramente harán enojar a más de uno.
Lo innegable es que hay 11,000 mexicanos en Twitter y varios más en otras redes, que acaban de descubrir el poder de su propia voz y lo verdaderamente importante está por venir.