Negroponte y su «difference engine»

El genial Grant McCracken publicó un artículo con una perspectiva muy interesante sobre el proyecto OLPC de Negroponte. Yo critiqué el proyecto hace tiempo, pero Grant me muestra un perfil en el que no pensé aquella vez.

Al anunciar su proyecto, Negroponte había asegurado pedidos de millones de unidades por parte de los gobiernos de Nigeria, Brasil y Argentina, entre otros. Todo indicaba que OLPC funcionaría muy bien, hasta que Intel + Microsoft con la Classmate PC (disclosure: Intel es mi cliente en México) y otras marcas con su producto «irrumpieron» en el mercado, consiguiendo acuerdos con algunos de los gobiernos que antes habían prometido algo de presupuesto para OLPC (bueh, hay que ver lo que vale la promesa de un gobierno…).

Los competidores y algunos críticos -de imparcialidad cuestionable- le han dado duro tanto al producto, como al proyecto, olvidando que hay mucho más allá de una laptop verde que reconocerle a Negroponte.

Intel, Microsoft y compañía entran al mercado para evitar que quien creó el mercado y desarrolló la demanda, fuera el único oferente. Entonces ahora no sólo tenemos un nuevo mercado/segmento, sino también un grupo de competidores y diversidad en la oferta. Microsoft no está acostumbrado a condiciones tan saludables de mercado, pero ya aprenderá.

Y la suma que hace McCracken es reveladora:

Niños que: [se conectan a Internet + obtienen conocimiento + generan conocimiento + distribuyen conocimiento + hacen amigos + se unen a redes + crean redes + aprenden a leer + dominan las matemáticas + se vuelven más cosmopolitas + aprenden a pensar rápido + aprenden a resolver problemas + aprenden a enseñar + aprenden a liderar + aprenden a emprender + identifican autoritarismos + rechazan prejuicios y violencia + crean valor para sus familias y comunidades, para la comunidad humana] multiplicados por algunos millones, por 2 años.

Una suma de la que cualquiera puede sentirse más que orgulloso. 

Conociendo gente interesante

It’s a people business! Si alguien me pregunta por qué invierto tanto tiempo en leer y escribir blogs, es por esto.

Hoy estuve tomando un trago con Grant McCracken, un tipo interesantísimo. El fin de semana pasado dejé un comentario en su blog, donde contaba de su viaje a México y hoy se dio un rato para charlar un poco.

Es antropólogo y asesora a empresas en cuestiones de tendencias y comportamientos, se pasó las últimas dos semanas entrevistando amas de casa mexicanas en sus cocinas. Aparte, da clases en Harvard y es parte del Convergence Culture Consortium (C3) del MIT.

Sus email llevan una firma que dice: Lee mi blog, o compra mi nuevo libro en Amazon, o compra mi (otro) aún nuevo libro en Amazon.

Por qué tanto lío? Porque el tipo se sentó dos horas a soportar mi pronunciación vergonzosa y a anotar algunas recomendaciones de lecturas que le dí.

Cuando estaba en la universidad, y leíamos a Drucker, Peters, Dornbusch y Kotler, los autores eran bestias míticas, inalcanzables en un pedestal al que pocos podían acercarse y nadie subir.

Qué cambió a partir de Internet, los blogs y la era de la apertura? Ahora es posible tener acceso. Es posible bajarse unas cervezas con McCracken, o armar un impromptu videocast con Chris Pirillo, o recibir una respuesta de Seth Godin a la exacta media hora de haberle mandado un email.

No significa que se hayan borrado las diferencias, y eso es sano. Que la Harvard Business School no conozca mi nombre es algo perfectamente esperable. Lo crucial para mí es que se multiplican las oportunidades de aprender de tipos que son pesos pesados en lo suyo, sin necesidad del aparato de marketing de una editorial, o sin las murallas corporativas, que suelen ser peores.

La segunda buena noticia es que Grant va a asistir a una cena de Emprendi2.0 la próxima vez que venga a México, probablemente este año. Realmente vale la pena estar colgado de tanto RSS.