En mi nota sobre la falta de actitud emprendedora que observo en los estudiantes universitarios mexicanos, Hugo Stevens me dejó este comentario:
En general estoy de acuerdo con el mensaje básico que es pensar a lo grande – después de todo, no hay innovación sin ambición, y en México definitivamente nos falta inculcarla bastante a todos los niveles.
Por otro lado, también falta reforzar el ecosistema que soporta el proceso de creación de startups (inversionistas ángeles, capital de riesgo), sin el cual probablemente no hubiera sido posible crear Google o Facebook. Creo que Genera es un paso en la dirección correcta (muy al estilo de Y Combinator), pero necesitamos varios programas de este tipo solo que resaltando el enfoque privado para que pueda ser sostenible en el largo plazo. La ventaja es que una vez creada esta infraestructura el proceso se va volviendo cada vez mas sencillo. ¿Qué piensas?
Pienso que a Hugo le faltan datos y le sobra optimismo.
La historia del capital de riesgo se remonta al siglo 16, en el que capitalistas privados financiarían los raids de capitanes corsarios, a cambio de una participación en el botín que en general resultaba bastante mayor al costo de armar un barco.
Desde aquellas épocas en adelante, siempre hubo capital disponible para desarrollar y hacer crecer buenos negocios.
Mirando con un poco de atención a México, en la actualidad hay mucho capital disponible para emprendedores que tengan buenos negocios entre manos. Fondos como Tresalia, Discovery Americas, New Ventures y Angel Ventures Mexico trabajan activamente con empresas en diferentes niveles de desarrollo.
Como dato, Tresalia invierte una mayor proporción de su capital en el exterior, porque no recibe suficientes propuestas viables en México.
Además de los jugadores locales, quien tenga una empresa viable y gran potencial de crecimiento en plazo relativamente corto, tienen toda la estructura de venture capital de Estados Unidos y Europa dispuesta a escucharlo.
Entonces con tanto dinero fluyendo en el mercado mexicano, ¿por qué no se ven inversiones en emprendimientos tecnológicos al estilo de Silicon Valley? ¿Por qué no veremos nacer en México al próximo Facebook o Google?
Arriesgo la primera respuesta obvia: porque no hay empresas viables, que tengan ese potencial de crecimiento rápido y sostenido en el corto y/o mediano plazo, en el ecosistema de startups mexicanas de tecnología o medios digitales.
Hay toneladas de ideas dando vueltas por ahí, todas valuadas en $0. Guess what: ningún VC, local o extranjero le pone dinero a una idea. Arriba hablé de empresas viables, emprendimientos con potencial y otras variantes, justamente para no mencionar ideas ni por casualidad.
Para repetir una lista que hice en el post anterior: viables para un VC -en general- significa «patentables, exportables, franquiciables, escalables, generadores de empleo», con un modelo de negocios más o menos probado/testeado (ver Youtube más adelante) y con una oportunidad de exit más o menos visible, con retornos multiplicados. Los VCs no existen para financiar proyectos de autoempleo ni para esperarte mientras «ahí va, paso a paso».
Lo que falta en el ecosistema, los cimientos que México no tiene e impiden cualquier comparación con Silicon Valley, es justamente todo lo que ocurre antes de la entrada de capitalistas ángeles o de riesgo a las empresas. Falta la vocación de crear empresas, y esa es la apatía a la que me referí en mi nota anterior.
Y es un fenómeno que se repite -para nuestra desgracia- con mucha mayor frecuencia en los estratos altos de la sociedad mexicana. Quienes tienen la mayor ventaja intrínseca: mejor ingreso familiar, bajo stress, alta posición social y redes de contactos envidiables, acceso a capital semilla de FFF, etc., también son los que sienten menos incentivo para «cambiar la realidad en la que viven» fundando una empresa y poniendo sus idea(le)s a trabajar.
Cualquier niño que termina su carrera en el Tec de Monterrey, UIA o similares, sale creyendo que puede tomar una posición gerencial en cualquier empresa y hacerlo bien desde el primer día, pero no se les ocurre probar ser gerentes de su propia empresa, arriesgo que por falta de exposición a ambientes laborales durante la carrera.
Los capitalistas de riesgo invierten en empresas, no en ideas. Cuando a los fundadores de Youtube les preguntaron sobre la historia de la empresa y cómo habían conseguido la financiación inicial para operar un servicio tan demandante en servers y ancho de banda, la respuesta fue algo como:
Llegamos a las reuniones con los VCs con un mensaje simple «Nuestros servers se derriten de tanto tráfico». Y eso fue suficiente: los VCs quieren encontrarse con este tipo de problemas, no sentarse a buscar un mercado para tu servicio.
El 98% del valor de un emprendimiento está definido por la ejecución y no por la idea. La habilidad de los fundadores para acercarse al mercado, para generar tecnología o metodologías propias que refuercen el valor del producto o servicio que ofrecen y la velocidad para generar ingresos serán los atributos que definan el valor del emprendimiento, y el atractivo que pueda representar para un potencial inversor.
Entonces empecemos de nuevo: el dinero está, y hay suficiente, pero no hay a quién dárselo. Genera pretender encontrar, asesorar y desarrollar esos potenciales receptores de inversiones, que es lo que realmente hace falta.
Justamente lo que hay que evitar son los atajos, la imitación de los gestos sin alcanzar el contenido. Intentar parecernos a Silicon Valley es fútil, es ignorar los 220 años activos y -casi siempre- saludables que tiene el mercado de valores en USA*, y los 54 años que lleva el Valley desarrollándose, formando una casta emprendedora que no se puede copiar simplemente declarándose emprendedor por trabajar sentado en un Starbucks y publicar un website que no le da de comer a nadie.
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* (y don’t get me started about la BURLA que es la Bolsa Mexicana de Valores, donde se transa con suerte un 0.2% del capital de las empresas listadas, que siguen siendo tan privadas como antes que existiera la BMV)