Programar no es un superpoder

Cualquier idiota puede programar. El verdadero superpoder viene de saber resolver problemas con lógica, intuición y consistencia.

Yo era programador, y sonreía con falsa modestia cuando alguien equiparaba eso con algún tipo de «magia». Un día conocí a un estadístico genial, que programaba en lenguajes que yo jamás iba a usar, y mucho menos dominar. Luego fue el turno de un físico, que usaba su computador como una extensión de su lápiz. Entonces entendí que programar es una consecuencia. Programa quien sabe que la computadora puede ofrecerle una solución más rápida y eficiente que por otros medios. ¿Hay algún herrero o carpintero que NO SEPA usar un martillo? ¿Conoces algún violinista que necesite aprender a fondo todo sobre los martillos para poder dar un concierto?

Entre ayer y hoy lanzaron una campaña que corre como pólvora en mis círculos socialnetworkeros, poblados de nerds de varios calibres y habilidades. La buena gente de Code.org se preocupa porque el 90% de las escuelas en Estados Unidos no enseñan a sus párvulos a programar, actividad que insisten en equiparar con un «superpoder».

Si bien cualquier iniciativa que amplíe los horizontes educativos me gusta, esta en particular me parece bastante estúpida e hipócrita, viniendo de quien viene.

Recordemos que Estados Unidos lleva años sumergido en una de las peores recesiones de la era moderna, con TODAS sus industrias haciendo agua y pidiendo subsidios, salvo la industria del software y los servicios online derivados de él (aunque eso no les impida reclamar igual ventajas y subsidios). Es fácil creer que subiéndose a la estela de la industria informática se va a acelerar un poco la recuperación, pero visto desde el panorama general, el impacto en números puros y duros es una escupida en el mar.

Si tanto les preocupa el desarrollo de talento para el sector «estrella», podrían mejorar o flexibilizar el proceso de inmigración para personal capacitado, en lugar de esperar que suficientes generaciones de jóvenes terminen la escuela y se inserten en el mercado laboral.

No quiero entrar en el tema de las valuaciones ficticias de negocios completamente desprovistos de función económica (LivingSocial es la estrella de esta semana, destruyendo 3,500 millones de dólares en un par de años) que algunos mouthbreathers van a esgrimir para desestimar mi expresión de «escupida en el mar».

Sí quiero pegarle al ombliguismo que implica tener a Bill Gates y Mark Zuckerberg apoyando una campaña «para que más gente sea como ellos y tenga las mismas oportunidades». Porque todos sabemos que si todos los niños de trailer parks en Alabama, Oklahoma y Tennessee aprendieran a programar, necesitaríamos multiplicar los listados de Forbes para poder contener a todos.

Para tener éxito, es mucho más importante tener capacidad para resolver problemas que saber programar. Vale más un tipo que termina un videojuego laberintesco sin ayuda que un eximio conocedor de la sintaxis de varios lenguajes. La programación es solo una herramienta, y su uso aumenta naturalmente cuando es la herramienta correcta para instrumentar la solución de un problema.

Ahí es donde Estados Unidos (y México, si quisiera mejorar su desastre educativo actual) debe poner un poco más de esfuerzo para revertir la espiral descendente que transita su sistema educativo. Con escuelas primarias y secundarias cada vez menos efectivas, aumento en la tasa de deserción escolar y un mercado universitario que destroza vía costos y deudas a los «privilegiados» que llegan a ese punto, concentrar la atención en enseñar programación es ofrecerle un violín a un manco.

Hagamos un esfuerzo serio por tener una población alfabetizada, capaz de expresarse y articular correctamente una conversación, con habilidades y recursos intelectuales para resolver problemas. Luego dejemos que esos genios (comparado con lo que tenemos hoy), decidan qué herramientas son las mejores para solucionar los problemas a los que se enfrentarán en un futuro que nosotros viviremos cansados, improvisados, adaptándonos a los tumbos como toda «generación anterior» viene haciendo desde hace 2 siglos.

3 thoughts on Programar no es un superpoder

  1. Creo que malentendiste el mensaje de la campaña que creo que es «Enseñemos a resolver problemas lógicos a nuestros niños usando la programación como método». O sea, es una forma práctica de aprender lógica y resolución de problemas lo cual, IMHO, hace mucha falta en el mundo.

    ¿Cómo aprende a ser carpintero un carpintero? Haciendo muebles. ¿Cómo aprende un niño a resolver problemas?

  2. Buen punto en tu artículo, lo mismo me pasa cuando doy clases en la Universidad, los alumnos creen que saber usar Photoshop los hará los mejores diseñadores, el punto es usar el conocimiento y aplicarlo a satisfacer necesidades, resolver!!!

    Siempre es un gusto leer tus entradas que llegan de forma automática a mi mail, gracias…

  3. Pingback: Imperdibles (abril 7th – abril 8th) » Hipertextos [desde La Plata]

Comments are closed.