Tengo el Kindle y me gusta mucho, pero lo veo más como un dispositivo para libros «descartables», como los de negocios, tecnología, autoayuda, etc.
El libro tiene un valor-tótem, más allá de su contenido. Poner los libros favoritos en una biblioteca se convierte en un espejo, una huella digital.
Tengo 100 libros de programación y pendejadas varias en el Kindle, pero si lo busco al viejo Borges, prefiero encontrármelo en papel.
Hola Andrés:
Efectivamente el papel tiene un encanto que no tiene el Kindle, Nook, Sonyreader o el que sea; pero la cuestión práctica, la comodidad; sobre todo si viajas es algo interesante. Aquí viene una pregunta: el libro: ¿Vale por lo que es como objeto, o vale por las ideas que contiene?, y si son las dos: ¿Qué tanto peso tienen las ideas contenidas en él?. Los e-readers mantienen las ideas, pero pierden el «totém», ¿Será así el futuro?, ¿Cambiaremos el totem?… Saludos
Emilio
los muertos se leen mejor en arboles muertos, estoy de acuerdo.
Una vez J.L.B. discutía con un intelectual que criticaba a las personas que tienen grandes bibliotecas, pero en realidad no leen los libros que compran. Borges asumía que una biblioteca es una obra de arte en sí misma. Y yo comparto esa idea.
Olores, Texturas, Colores y formas. Son sin duda una obra de arte multisensorial.