Mariano pregunta si alguna vez dejarías la vida de emprendedor para comenzar a trabajar en una empresa grande.
Yo no sé si soltaría del todo, pero seguro me tomaría un sabático medio largo:
– Si Umair Haque me invitara a hacer crujir la cabeza en el Havas Media Lab.
– Si recibo un mail de Chris Anderson, iría sin chistar a lamer sobres a TED (y creo que no cobraría).
– Shell, Exxon, BP y demás van a ser protagonistas de las próximas 2 décadas. Pueden ser héroes o monstruos, 2 procesos muy interesantes para vivir desde adentro (te lo dije, laaaargo el sabático).
De todas formas, la pregunta te orilla a resaltar la afinidad de cada uno con la marca, más que con el «ideal romántico» (expresión que estoy usando mucho por estos días) de desoír el «llamado» emprendedor para trabajar en una empresa/marca (y puede incluír emprender desde adentro).
Qué quise decir? Que creo que el 80% de los encuestados va a incluír a Google, Apple, Microsoft (menos cool), Amazon, Facebook, etc. entre sus elecciones.
«Yo quiero ir a diseñar el próximo gran iProducto junto a Jonathan Ive» es muy tentador, pero ¿no atenta eso contra las razones por las que iniciaste tu emprendimiento? ¿No puedes ir a seminarios que él imparta, anotarte si da clases en alguna universidad o contratarlo para que dé un par de conferencias en TU oficina, sin renunciar a lo que construíste?
Una agencia de medios y una petrolera seguro suenan a old money y revolución industrial a la mayoría de los comentaristas de Mariano, sin embargo son jugadores que será imposible ignorar en la economía que viene, dentro y fuera de internet. Van a experimentar procesos de cambio interno que las van a transformar de punta a punta y ese sería un ecosistema ideal para que un tipo emprendedor pueda dejar su huella.
Creo que ser emprendedor es una cuestión espiritual. En el caso más extremo, pasearse a la sombra por los rincones de una empresa es más fácil y estable. En el mejor de los casos, el empleado activo y comprometido con la empresa, no comparte los riesgos de la organización (salvo que haya despidos masivos por pérdidas graves).
En ambos casos, siempre hay un colchón o un paracaídas. Si alguien la caga, hay que levantarse al día siguiente y volver al escritorio como si nada. En cambio el esfuerzo, la fe, la acepción de riesgos que pone el emprendedor detrás de su empresa implican un compromiso con una idea muy superior a la cuestión financiera. O quieres hacer algo nuevo, o algo distinto, o todo al revés, pero que sea TUYO. Y en ese escenario, la bancarrota es uno de los resultados posibles.
Mi referencia a una agencia de medios y una petrolera es deliberada (aunque iría con gusto). Si vienes de ser emprendedor, te resulta tan fácil apagar ese gen y adoptar jefes, políticas, estructuras y procedimientos, sólo porque la empresa te parece cool?
Pero me fui mucho. Después de mucha verborragia™, la cuestión clave es: vas a dejar tu emprendimiento por un sillón para culos gordos? Si tienes gen médico: prefieres ser un cirujano plástico en Beverly Hills o un Médico Sin Fronteras en Darfur?
Siempre habrán tentaciones y creo que podemos ceder. Pero cuando haz probado a estar del lado de los emprendedores es difícil que un gigante te absorva a menos que llegues a caer a sus departamentos de I&D.
Depende del perfil del emprendedor. Si emprendes para trabajar como se te ocurre y ser libre y que el mundo de vea feliz brincando por la pradera de la vida independiente, es difícil que las corporaciones te tienten.
Pero si emprendes «para cambiar el mundo», sería hasta tonto rechazar los recursos y el respaldo que te puede dar una organización que comparte tu visión.
Pasa todos los días: alguien crea una forma diferente de hacer las cosas, «porque quiere que las cosas se hagan diferente», y cuando realmente se hace bien viene Yahoo y compra a Flickr.
Después la cagan, las visiones divergen y los ejecutivos que pensaban que era una buena idea se van. Ahí viene la oportunidad de emprender nuevamente. El gen no se va, pero el gen no es lo único que hay sobre la faz de la tierra.