(me está gustando esta onda de presentación en los títulos, podría convertirse en un sello)
Supongo que no es un defecto exclusivamente italiano, y sus (d)efectos se extienden por el resto de Europa.
La cuestión es que los meseros italianos, los concierges de los hoteles, y en general una amplia mayoría de los empleados del erróneamente llamado Hospitality business, te atienden con desgana, casi con asco.
No están gustosos de recibirte (y a tus euros) en su casa, sino más bien parece que te están haciendo un favor al escuchar tu pedido para la cena.
Individualmente son bastante distintos. Cuando uno hace un esfuerzo por generar conversación, todos los clichés hollywoodenses se verifican. Tipos bonachones, vociferando y riendo fuerte, te cuentan historias, te recomiendan lugares y se ganan una generosa propina, por contraste.
Italia tiene MUCHO que aprender de México en cuestiones de turismo y hospitalidad. Ahora me explico mejor por qué los europeos vienen a Playa del Carmen y se enamoran perdidamente del lugar, aunque ellos tengan ese Mediterráneo místico y azul profundo. Debe ser que se sienten bienvenidos.
Los Faraglioni de Capri y el Tirreno azul
El servicio en general es una industria sumamente compleja mi estimado amigo, en México también nos falta muchisimo por desarrollar. El méxicano no es tan servicial como parece, se guía igual por las propinas aunque le cuesta mucho menos trabajo fingir -por nuestra idiosincrasia- que el ejemplo romano que comentas. No te vean morenito y «paisano» porque ah! como les cuesta trabajo mostrar una buena actitud de servicio sin antes ver el monto de la propina!