En AdAge están que saltan de alegría presentando «Dame Chocolate», una telenovela que se emitirá por Telemundo, con el dudoso honor de tener los productos de Clorox TAN integrados a la trama, que prácticamente los restantes personajes no importan.
Este milagro de la integración es obra de Figueroa Reyes, un publicista argentino que abrió una agencia de advertainment y ayer miércoles estaba comiendo en el Como de Polanco, junto a mi mesa.
Me provoca sentimientos encontrados. Por una parte hay un enooooorme grupo de amas de casa que no tienen idea de lo que significa la independencia editorial/creativa, ni leen esto, ni tienen las barreras tan levantadas como yo, que van a ver la telenovela como cualquier otra y le van a pedir «las bolsitas de la novela» al almacenero de turno. Como publicista, me encanta la idea.
Como observador, me da un poquito de asco. En eso soy idealista y creo, como dice Alejandro Dolina, que el mejor alimento para una rima excelsa es un fuerte desengaño. Mucho palabrerío para decir que me gustaría que la creatividad de los guionistas responda a mejores horizontes que el objetivo de ventas de un director de marketing.
No tengo nada en contra de la venta post-guión: si la historia cuenta que 007 tiene un auto espectacular, vamos a ver qué marca se interesa por estar acá. Primero el auto, luego la publicidad. En el caso de «Dame…» me parece que el proceso se da al revés: dicen «vamos a ver qué puede hacer nuestro personaje con el cloro en botella que vendemos».
Y no, no me gusta para dónde vamos. Cuánto falta para que un banco o una marca de cerveza llegue a la producción del noticiero de las 8:00 y les escriba el guión? Créeme, a veces parece que esto ya está ocurriendo.
Simplemente, estoy en un todo de acuerdo.
Mis saludos y mis respetos.