Leí con una mezcla de incredulidad y nostalgia la nota «Riesgos ocultos de los blogs» en B:Secure.
Nostalgia porque por un segundo pensé que volví a tener 23 años, mientras leía que «Voces expertas en comunicación y tecnología los ubican como un medio alterno con amplio potencial, que marcará el inicio de una revolución de contenidos…».
Incredulidad porque los entrevistados (Luis Javier Pérez Del Real, consultor senior de la división de Seguridad en IT de Scitum, Mauricio Angulo, Francisco Ramos, director general de Microasist, el abogado Joel Gómez Treviño, si faltan nombres, ¿me avisas?) no escriben en blogs (metodología de investigación: 50 primeros resultados de Google), ni parecen entender la situación más alla de su ámbito específico de facturación.
Cuando en el ’99 clientes y prospectos en Córdoba, Argentina me preguntaban si no «sería muy riesgoso» publicar un website, y pedían por favor que no se incluyeran modos de contacto adicionales al ubicuo form, porque «no quiero que un loco salido de quién sabe dónde me llame por teléfono», parecía razonable: los tipos no sabían nada.
Ya pasaron 7 años, chicos. Ya durmieron bastante.
Desde el punto de vista de la seguridad, publicar un blog es algo trivial. Habiendo tanto servicio hosteado (pregunten en Pixeletras 😉 ), no hay razón de abrir ningún hoyo en las instalaciones de la empresa: go hosted!
Desde el punto de vista del resguardo de la voz de la empresa: monitoreen el espacio, que para eso tienen un ejército. Si alguien entró porque un usuario tonto puso «password» como password, corrijan el desmadre, golpeen al fulano y edúquenlo para que no lo vuelva a hacer (los golpes forman parte de la amonestación, no de la educación, hagan como si el imbécil fuera un cachorro).
Desde el punto de vista del resguardo legal por los dichos en el blog: suck it up. Un blog debe ser visceral, no puede filtrarse mucho porque pierde su frescura y sentido. Si el blog va a formar parte de la estrategia de comunicación corporativa, pónganlo en manos de alguien responsable, por ejemplo el dueño o director general. Si no puede, no quiere o no tiene tiempo, es su problema. Si puede, el mensaje tendrá peso propio y si el tipo dice que la competencia apesta, tendrá otro significado que si lo dice un underling de Relaciones Públicas.
Lo peor: las recomendaciones del final. Comienzan diciendo que los usuarios deben tener un browser actualizado, antivirus y firewall. Al margen de ser un consejo relativamente sano, ¿qué diantres (oh my god, adoro esa expresión) tiene que ver esto con un blog?
Seguro los restantes puntos de la lista son similares estupideces. Dímelo tú, yo no me atreví a seguir leyendo.