Me encontré con este post de Gusto a Plástico. El autor fue compañero en su escuela primaria (once años atrás) de un tipo que hoy está preso por maltratar y matar a su hija de 4 meses de edad, con la colaboración de su mujer, la madre de la niña.
Yo tuve un compañero en la primaria que se llama (o llamaba?) Martín. Le tocaba el culo a las maestras, escupía más lejos que cualquiera y peleaba permanentemente por gusto.
Un día -ya había abandonado la escuela- pasó por mi casa a saludar, y me dijo: "Unos amigos habían marcado tu casa. Le pregunté a Luciano (otro compañero) si todavía vivías acá y les dije que no entraran a robar, que buscaran otro lugar."
Otra vez, un par de años después, lo encontré en un colectivo, ya iba a la secundaria, un colegio técnico conocido por recibir tipos problemáticos. Iba armado, me mostró una 32 en su bolso.
Por supuesto, todos los días me cruzo en la calle con tipos que pueden ser delincuentes, narcos, abusadores o drogadictos. La pregunta es: cuántos de mis "pares" terminaron así? Qué me separa de ellos y en qué momento se separan tanto los caminos? Se puede predecir, se puede evitar? Si yo hubiera sido más cercano a un amigo que ya no está, sería diferente la situación?
A veces las cosas menos importantes pueden cambiar definitivamente nuestras vidas. Es muy díficil, casi imposible, saber que nos depara el futuro, ya que, hasta las mejores personas tiene un lado oscuro.
Besos.
Lindo pensamiento, al que agregaria.. y si esa vida, el camino equivocado nos hubiera tocado a nosotros. Pensamos que nos dieron o que cosas tuvimos y ellos no para que su vida fuera en una manera y no en otra?
Saludos desde Roma, M.
Tiendo a pensar que el que lleva esta vida «errada» (al menos, según los cánones-socialmente-aceptados), no se preguntan muy seguido qué los llevó allí.
En teoría, quien acepta (o admite, o cultiva) este estilo de vida, no se asombra por sus propios actos y ve en los «normales» una amenaza o simplemente un rebaño. Salvo las excepciones que siempre atentan en contra de las generalizaciones, creo que quien vive una vida violenta no envidia a quien no.
O al menos la expresión de su deseo no es aspiracional, sino que confrontan a quien es diferente.
Tampoco es TAN extremo, ya que los «normales» simplemente segregan al distinto, cosa que muy probablemente sea igual de violenta.