Viajo mucho por los alrededores de la Ciudad de México, yendo muy seguido a Puebla y Querétaro desde hace un par de años.
Antes de la caseta de peaje, todos se comportan como si estuvieran en alguna de las avenidas de la ciudad, manejando como les parece, viajando lento por carriles rápidos y no dejando pasar aunque grites, llores o reces.
Entre las casetas de entrada y salida de la carretera, todo normal. Salvo por un par de desubicados, uno podrá pensar que va por una autobahn alemana: autos y camiones ocupan los carriles adecuados, avisan convenientemente sus maniobras y facilitan el tránsito ágil y fluido.
Apenas se sortea la última caseta, todo vuelve al desorden y la descortesía del inicio, aunque aún queden 50km por recorrer hasta el primer semáforo.
Parece que los salvajes conductores citadinos están intentando copar las carreteras y lo único que los mantiene a raya son las heroicas barreras de aluminio y PVC de las casetas de peaje.
hola andres, soy nato de «A.Y (ahora ya). Vi tu comentario en mi blog y estuve paseando por el tuyo: muy bueno. Te agradezco la invitaci
Hola Nato, bienvenida y muchas gracias por el comment. Nos leemos, saludos 🙂