Converso con gente que no conozco.
Intercambiamosconsejos de vida, impresiones dispares de existencias opuestas. Extrañamente coincidimos, quizás porque las salas de espera de los aeropuertos bolivianos no inducen a la discusión.
Quieren ir a mi boda (por ellas mismas vaticinada y planificada).
Ojalá puedan. Me encantaría encontrarme algún día con todos estos retazos de mí mismo.
Están todos invitados.