Todos los días, en mi camino altrabajo paso por una obra. Parece bastante grande y está en un lugar exclusivo, así que sospecho que es la futura casa de alguien importante o adinerado o las dos cosas.
Todos los días en mi camino al trabajo veo a esta gente, que agita trapos rojos como señal al tránsito vehicular. En general son dos, a veces hay más. Siempre despiertan en mí una intriga insondable.
Son obreros cuya aparente función es ordenar el tránsito de manera que no se vea afectado por la circulación de camiones que llegan y salen de la obra. Lo que me intriga mucho es que no hagan NADA más que eso.
Según he visto, esta gente está sentada a la vera del camino y agita cansinamente sus trapos (indicando al despistado conductor que SÍ puede circular por el camino libre de obstáculos, como si se tratara de la excepción) durante la mayor parte de la jornada laboral. Cuando aparece un camión hacia o desde la obra, se ponen de pie, cortan el tránsito un rato y permiten que el camión circule cómodamente sin complicar demasiado las cosas.
Paredes adentro, una obra en ebullición: obreros que van y vienen, ruido de maquinaria, choque de martillos y concreto, etc. Afuera, dos tipos a unos 20 metros a cada lado de la puerta que cada día agitan 400 o 500 veces su brazo y abren camino a 2 o 3 camiones.
Esta misma escena se repite en diferentes puntos de la ciudad, y en diferentes situaciones. Una cuadrilla de obreros de una compañía telefónica se arremolinan alrededor de su camioneta. Son unos ocho o diez. Uno está subido al poste, trabajando sobre una caja o un cable, tres más le alcanzan herramientas y materiales, otros tres están sentados en el interior de la camioneta (diferentes especialidades, quizás?) y el resto en la calle, entre la camioneta y el tránsito, haciendo flamear banderas rojas para que nadie se lleve la camioneta por delante.
No hay algo que sobra en estas dos viñetas? En un restaurant, un mesero te toma la orden de bebidas, otro las sirve y toma la orden de comidas, que luego traerán entre dos que no necesariamente son los mismos, y un último personaje que no había aparecido hasta ahora se lleva los platos y vasos vacíos con una velocidad irritante. Por supuesto, no hace otra cosa. No se nota una peligrosa tendencia?
México es hoy uno de los países más caros de latinoamérica. Una parte de la responsabilidad es de la desigual distribución del ingreso, políticas laborales pobres a través de los años y demás cuestiones de índole macroeconómica. Pero creo que una importante porción de ese precio se va en salarios y puestos duplicados.
Por costumbre, por sindicatos fuertes, por «echarle una mano a México», por falta de capacitación de la fuerza laboral, las empresas acaban teniendo una pasmosa superposición de puestos y salarios. Los ejemplos que dí no son arbitrarios, una compañía constructora, una telefónica, un restaurant, representan diferentes estratos de la actividad económica que ven afectados sus precios y costos por esta tendencia.
Preciosaltos que incrementan el monto de mi consumo, y disminuyen mi ahorro. Menos dinero en el banco, menos dinero para prestar, menos inversión, menos empleo. La productividad es una cosa buena, si se incrementa demanera equilibrada y paulatina, para permitir que la economía se acomode a los nuevos niveles de eficiencia y dé lugar a la reubicaciónde los recursos.
Esa gente, pensará que hace del mundo un lugar mejor o sólo se limita a sacudir su bandera para que todo fluya?