Estoy empezando a creer que es mejor hablar de lo que uno HACE y no de lo que uno SABE.
El problema con «saber» es que a veces agrupa conocimientos que adquirimos a través de la experiencia de otros y no contrastamos personalmente. Nos convertimos en evangelizadores sobre temas que nos fueron presentados convincentemente y que por diversas causas sirven a objetivos de terceros, pocas veces a los nuestros.
La «literatura» de negocios tienta en particular a todo un cardumen de ingenuos, deseosos de salvarse a través de alguna fórmula rápida o pase mágico, que insisten en ignorar que en el gran esquema de las cosas las recompensas y el nivel de esfuerzo que se requiere para obtenerlas, suelen equilibrarse.
A mi alrededor hay muchos esperanzados que recitan las fórmulas de «Lean Startup», «Getting Real», «Customer development» como si fueran una oración al dios de las empresas exitosas que hará aparecer mágicamente una marea de clientes con cheques en blanco frente a su puerta, mientras se deshacen de cualquier traza de sentido común a la hora de definir el producto que pretenden ofrecer o el mercado que pretenden atender.
Por eso es que cuando Eduardo me invitó a pasar un rato «talking shop» en Aldea Digital, me concentré más en qué viví y no en qué leí. Abajo el video, con algunas pinceladas de cómo fundé una agencia de publicidad, cuándo y por qué la dejé en pleno ascenso y qué aprendí en el camino (mucho de eso está acá también), que pueda aclarar ideas a algún jovenzuelo más desorientado que yo.
Aldea Digital: Negocios digitales y emprendimiento en México.
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